El dinero del Estado es sagrado, no puede gastarse de manera indiscriminada como, equivocadamente, lo hacen algunos políticos. (Correo).
Ingresar
al congreso en el Perú y en cualquier país del mundo, no es tan fácil.
Es
necesario identificarse y pasar todos los controles correspondientes. Y eso
está muy bien.
Se
supone que algo parecido ocurre con los parlamentarios, funcionarios y
trabajadores del legislativo.
Por
eso llama la atención que la asesora de un congresista, que dejó de laborar el
año pasado, haya continuado cobrando por un trabajo no realizado.
El
caso es tan grave que el legislador comprometido se apresuró en devolver el
dinero indebidamente recibido.
Partamos
del punto que en el congreso laboran cientos de personas. Muchas de ellas en el
sector administrativo.
Existe,
como en todas partes, la obligación de marcar la tarjeta de ingreso y salida
del centro laboral.
Además,
está la sección de planillas de pago con especialistas que verifican la labor
de cada persona antes de proceder a cancelarle.
Entonces.
¿Cómo se explica esta tremenda irregularidad...?
Por
asociación. ¿Qué otras irregularidades se presentarán en ese recinto que debe
ser el crisol de la honestidad y transparencia...?
El
tema de la asesora fantasma exige a la Fiscalía una exhaustiva investigación
que lleva de la mano una ejemplar sanción a los comprometidos.
¿Quién
controla el dinero del congreso que, al final, es la plata del pueblo...?
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