de 1986, rubricada por el autor de este blog, cuando
fungió de mozo de Alan
García.
Alan
García, quien fue presidente del Perú durante dos períodos, falleció hoy tras
dispararse un tiro en la cabeza.
El
luctuoso suceso ocurrió luego que el Poder Judicial autorizó al Ministerio
Público su detención preventiva durante 10 días por el caso Odebrecht.
Al
margen del hecho trágico y con respeto, viene a la memoria una original anécdota
suscitada en enero de 1986, cuando el expresidente tuvo un almuerzo en
Huanchaco.
Por ser
privado, ningún extraño debió ingresar al Lobo Marino, restaurante de la cita.
Pero, el autor de este artículo, siendo periodista de La Industria, lo hizo.
Tuve
que mantenerme de incógnito. Me ubiqué cerca. Era la oportunidad para no perderme
ningún movimiento de García.
Así comprobé
que tenía un apetito feroz. En minutos, consumió un cebiche mixto y dos platos
de cangrejos reventados con mococho.
Lo
insólito vino cuando pensé que había terminado de almorzar.
Levantó
la mirada y se encontró conmigo que vestía una guayabera crema. Dirigiéndose a
mí, pronunció:
-- ¡Mozo...! ¡Tráigame un plato de mococho
con papas, pero sin cangrejos...!
Tenía
solo dos alternativas. Omitía hacerlo. Me delataba y hacían desocupar el
recinto u obedecía la orden. Seguí la corazonada periodística:
-- Muy bien. Señor presidente
--respondí.
Fui a la
cocina. Hice el pedido y esperé que me dieran el plato para llevarlo yo mismo.
Frente a él, lo coloqué en la mesa de blanco mantel.
-- ¡Servido, señor presidente...!
José Murgia
Zannier, entonces ministro de Transportes, que me conocía, esbozó una sonrisa.
Hizo lo
mismo, Arnaldo Estrada Cruz, prefecto del departamento y Luis Santa María
Calderón, alcalde de la ciudad.
En
calidad de premier, asistió Luis Alva Castro. Ninguno de ellos se inmutó al
verme. Al final, Santa María canceló la cuenta.
Enterado
de todo, el jefe de informaciones, Manuel Rodríguez Romero, me pidió escribir
una página que fue publicada en el Suplemento Dominical.
Fue el
instante que estuve más cerca de Alan. A partir de ese momento, el apelativo de
"Mozo", no se apartó de mi en mucho tiempo...
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