lunes, 3 de junio de 2019

El niño que aspira y... un corazón generoso

El empresario Yasuf Amhed y Víctor, a lado de las autoridades el último domingo en Moche. Una historia para contar. (Correo).

          La historia empezó con un niño llamado Víctor que estudiaba bajo la elevada luminaria de un poste en Moche, porque en su casa no tenía luz.

          El insólito suceso se viralizó en las redes sociales y pronto  se conoció en todo el país.

          Una universidad capitalina lo llevó a Lima y nombró representante de la lectura en el Perú.

          El pequeño aprovechó el contacto pidiendo ayuda para su escuela azotada por el fenómeno del Niño. Pero no fue escuchado.

          Sin embargo, por esas cosas buenas que tiene internet, su llamado llegó hasta Baréin, en la costa este del golfo Pérsico.

          El empresario y filántropo árabe Yasuf Amhed solicitó a su asistente mexicano, ubicar al estudiante.

          Lo primero que hizo fue acudir al ministerio de Educación, donde le respondieron desconocer el caso.

          Bueno. No nos sorprende. Así trabajan algunas oficinas de imagen en nuestro medio.

          Con Dios de intermediario, se logró el ansiado enlace que terminó con la presencia del ejecutivo en Moche.

          Al constatar las condiciones de la casa de Víctor, se comprometió edificarle una de dos pisos y regresar a fin de año.

          Conducido al colegio, ofreció levantarlo. El mismo ministerio le dijo que era imposible por estar considerado en el plan de reconstrucción.

          Ya sabemos cómo se trabaja a ese nivel donde no se ha avanzado casi nada contra la amenaza de las quebradas que rodean Trujillo.

          El proyecto de la escuela está tan atrasado, que los padres de familia realizaron un mitin hace poco exigiendo el expediente técnico de la obra.

          Ante el impedimento, se propuso construir una sala de cómputo, obsequiar 35 computadoras y el circuito de videovigilancia.

          A menos de un mes, Amhed cumplió su promesa. Estuvo en Moche con el contrato de la firma que hará la casa y los ordenadores bajo el brazo.

          Sus rostros radiantes de felicidad, mostraron Víctor y Yasuf ese día. El escolar representa al niño que aspira. El empresario, a un corazón generoso...

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