Es increíble lo que sucede con Odebrecht. Les pagamos por Chaglla, no dio los codinomes y termina demandando a Perú. (Perú 21).
La más
lacerante acción judicial del año fue inpuesta al gobierno peruano a mediados
de la semana anterior.
Odebrecht,
la firma brasileña que corrompió políticos, funcionarios y empresarios,
denunció al Perú.
Exige
el pago de 1,200 millones de dólares como indemnización por el retiro de la
concesión del Gasoducto Sur.
La
aplastante noticia cayó como un baldazo de agua helada en el ambiente político
nacional.
Analistas
sostienen que se llegó a esa crítica situación debido a un fatal error al
firmar el acta del convenio de colaboración eficaz.
Obvió
considerarse una cláusula que impidiera a Odebrecht plantear cualquier proceso
arbitral internacional.
No se
hizo y sus ejecutivos aprovecharon ese vacío para realizar el reclamo contra el
Estado ante el CIADI .
Recordemos
que, tanto la procuraduría como la fiscalía, fueron complacientes con la
empresa carioca.
Entre
otros aspectos, no se ejecutaron diligencias, embargos, registros, ni
incautación de bienes propios de casos similares.
Otro de
los deslices fue la entrega de 524 millones de soles por la venta de la
hidroeléctrica de Chaglla.
Tal
desembolso se supeditó a la revelación de más de setenta codinomes en una
acción que generó expectativa general.
Muchos
consideraron que había llegado la hora de la verdad, pues se conocerían los
nombres de los supuestos implicados en actos de corrupción.
Fatalmente,
todo quedó allí. No hubo una sola revelación adicional.
Por el
perjuicio se pidió una reparación civil de 610 millones de soles, equivalente a
85 millones de dólares, pagaderos en 15 largos años.
Poco
después, Odebrecht abre las primeras páginas de los diarios y nos sorprende con
esta millonaria denuncia.
Entrevistados,
los fiscales Rafael Vela y José Pérez expresaron que el país saldrá airoso de
este difícil trance.
Esperamos
que tengan razón. De lo contrario, el Perú sufriría uno de los peores reveses
financieros de los últimos años...
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