Al
margen de la cotidiana turbulencia política, lo mejor de la semana anterior fue
la victoria de Perú ante Venezuela, en Caracas.
En una
abstracción, nos refugiamos en las eliminatorias a Catar 2022. A riesgo de
deprimirnos aún más.
La
vinotinto empezó asustando, hasta el pase de Cueva, centro de Carrillo y gol de
Lapadula.
Segundo
tiempo y llega la igualdad. Nos falta el aire. Mirada al vacío. A la nada. Y, de
nuevo, al altar de la tele. A sufrir.
Ingresa
"Canchita" y gana un tiro libre al filo del área llanera.
"Aladino"
ejecuta la falta. Dispara con curva. Se contornea Faríñez, pero no alcanza. Gol
peruano. 2 a 1.
Acelerado,
Corre Christian y, frenético, abraza a Gareca. Quien nunca dejó de confiar en
él.
Tan
efusivo es el encuentro que, sin conectarse entre sí, FIFA y Conmebol colgaron la
escena en su portal.
Volvió
la calma. Aunque dura un suspiro. Ataque adversario. Salta Trauco. Separa el brazo.
¡Penal...!
--
¡No...! ¡No puede ser...! --gritamos en solitario.
-- Hagan fuerza. En la casa, en el parque,
en el carro --se escucha implorar al "Tanque" Arias, que trasmite
por radio.
Varios
metros recorre Machís. Shotea con rabia.
Vuela Gallese y la desvía. Hicimos fuerza. El Señor nos escuchó.
Entusiasmado.
Carrillo une su frente a la del "Pulpo" y lo besa en la mejilla. Todo
vale. Evitó el empate.
El
"Bambino", como un niño, se cuelga del cuello del arquero y lo
estrecha. Los demás, lo colman de halagos.
Termina
el duelo y los abrazos se multiplican. Ahora sí entre todos. Perú está quinto.
En zona de repechaje.
Retorno
a la realidad. Del inexistente racismo, diferencias y discriminación.
Y, se
nos dibujan los muchachos de la bicolor. Unidos. Bailando. Sonriendo.
¡Ojalá todos nos abracemos pronto...! ¡Tal como
ellos...!
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