Perú está signado por la corrupción. Una razón de fuerza para
desconfiar de algunas autoridades.
Así lo evidencia la reciente declaración del contralor
general Nelson Shack.
El responsable del ramo manifestó que el Perú perdió más de
25 mil millones de soles el año pasado.
Tan considerable cifra resulta de los actos de corrupción e
inconducta funcional en la administración pública.
Son "más de 25 mil millones desaprovechados...",
sentenció
-- ¿Eso qué significa...? --se preguntó.
-- Que trece soles de cada cien que se
gasta en el Perú, se pierde --explicó.
-- Porque se lo roban o porque hay
ineficiencia, despilfarro e incompetencia. Ese es el tamaño de la pérdida
--añadió.
Agregó
que cuando aborda el tema suele decir, entre broma y serio, que lo único que
falta es que escriban las coimas en el TUPAC:
Se
refiere, sin duda, al valioso Texto Único de Procedimientos Administrativos.
Señaló
que, si solo sustrajeran’ la mitad de lo estimado, no habrían más pobres en el
Perú.
En
ese sentido, calculó que la brecha de pobreza en el país es de doce mil
millones de soles aproximadamente.
Shack
indicó que superar el problema depende de la voluntad, capacidad y honestidad
de quienes manejan el dinero del Estado.
Ante
ello, recomendó la necesidad de renovar la clase política en el Legislativo y
Ejecutivo, así como la adopción de decisiones óptimas.
Hace
poco, el Barómetro de las Américas ubicó a Perú en el repulsivo primer lugar
entre las naciones más corruptas del continente.
El
objetivo es abandonar ese deshonroso liderazgo. Y eso dependen de quienes
ejercen la función pública.
Un
primer paso sería colocar en el ingreso
de todas las entidades públicas del Perú la idílica frase de Cicerón:
"Servirse de un cargo público para
enriquecerse personalmente resulta no solo inmoral, sino criminal y
abominable...".
Aprenderla, guardarla en la memoria... ¡Y evocarla al
instante de hacer una gestión...!
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