martes, 3 de enero de 2017

Elder Lázaro: ¡Es solo una despedida...!

Elder sonriente como lo conocimos, con Joaquín Guerrero, cuando crearon la Maratón de Trujillo como homenaje de Satélite al diario La Industria.

          Tal vez recibí el año como muy pocos. Más reflexionando que celebrando. A pesar del estruendo de los cohetes y la algarabía de los vecinos.

          Es que, a estas alturas de la vida, el pensamiento se concentra en los planes y lo que nos resta, antes que en el tiempo transcurrido.

          Mucho más, si terminaba de leer las declaraciones del artista Fernando de Szyszlo que son una invitación a tomar la existencia seriamente:

          "Cada uno de nosotros va desapareciendo segundo a segundo..."

          Lo cierto es que pasé el primer día del 2017 en el ambiente de mayor tranquilidad que algunos siempre buscan.

          Ayer lunes, muy temprano a la radio. En Réplica, con Víctor Gil. Hojeaba La Industria, mi cuna en el periodismo y me topé con la nota del deceso de Elder  Lázaro.

          -- ¿Qué...? No lo sabías. Está desde ayer en las redes, acotó.               

          Guardé silencio. No dije nada. No podía hacerlo. Quería llorar, pero contuve las lágrimas. Estábamos  en cabina. Al aire.

          Al terminar, me despedí rápido para asistir al velatorio en el Colegio de Periodistas.

          Sabía que estaba mal de salud. Su estado me lo informaba cada semana Pedro Fernández. Que Magaly, esa chiquilla que conocí desde niña, sufría por su papá.

          Acepto que nunca tuve el coraje de ir a verlo. Quería recordarlo como lo conocí. Sonriente, cordial, con esa nobleza que fue su carta de presentación a donde iba.

          No quiero repetir sobre todo lo que hizo por el deporte liberteño como jefe de página de SATÉLITE, porque muchos lo saben.

          Quiero referirme al Elder informal. Palomilla. Al periodista que rompió esquemas con su comportamiento, sin descuidar el deber de informar con la verdad.

          El "Chino" Lorenzo Kcomt Kooseng, que fue director de este vespertino en su época, es portador de cientos de sus ocurrencias.

          Algunas las relata el mismo Elder en su obra "El Deporte y la Crítica" que lleva el mismo nombre de la columna que lo hizo famoso.

          Una de las más festejadas es aquella que sostuvo con el hombre de prensa chileno Miguel Humberto Aguirre, con quien lo unía una gran amistad.

          Mihua, que era su acróstico, fue invitado por el Club de Prensa de Trujillo para dictar una conferencia a los reporteros locales.

          El acto concluyó con un almuerzo en un restaurante cercano a la Gran Unidad Escolar José Faustino Sánchez Carrión.

          Habían asistido personalidades como el presidente regional José León, el prefecto  Werenshon Ramos y el alcalde José Murgia.

          Elder, según cuenta en su libro, llegó algo retrasado a la reunión, se ubicó a espaldas de Aguirre y gritó:

          -- Chileno... (seguido de una lisura) ¿Cuándo nos devuelven el Huáscar...?

          Los asistentes se miraron las caras y el silencio fue interrumpido con la intervención de Miguel Humberto al decir:

          -- ¡Debe ser el hijo de p... de Elder Lázaro...!

          Un fuerte brazo, terminó con la tensión.

          Gran amigo mío, la última vez que nos vimos en la sala de prensa del municipio me dejó un magistral mensaje:

          -- Freddy. Escribir fácil, es difícil. Tú escribes fácil. Yo te leo...

          Sé que fue un inmerecido elogio. Pero sus  palabras significan para mí mucho más que todas las condecoraciones que alguien pudiera otorgarme.

          Así era Elder Lázaro. Un amigo entrañable que ahora se nos va. Elder. ¡Esta, es solo una despedida...!
Elder Lázaro con el autor de este blog en el local del Centro Federado de Periodistas de Trujillo en el 2009.


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