Esquina Bolognesi-Bolívar, frente al hospital de Belén. Se aprecian tres comerciantes ambulantes en menos de 10 metros.
Una de
las más calamitosas caras de Trujillo, es el desordenado e incontenible comercio informal.
Los
vendedores ambulantes están por todas partes. Especialmente en las inmediaciones
de los mercados de abastos.
Aunque
dentro del perímetro del centro histórico su propia presencia constituye un
atentado contra el libre tránsito peatonal.
Las
veredas de las esquinas y zonas de Gamarra, Junín, Independencia, Bolívar,
Ayacucho y Grau están prácticamente tomadas por ellos.
Padecen
de manera directa las consecuencias de esta
irregularidad las personas que caminan y los conductores de vehículos.
Cruzar
de una vereda a otra es un verdadero problema. Al hacerlo uno se encuentra con
los implementos del vendedor ambulante.
Como en
otros casos sin solución, esta deprimente situación existe desde hace décadas y
se incrementa cada día.
Mucho
más ahora, con la presencia de inmigrantes venezolanos que han encontrado en
las calles una forma fácil de hacer negocio.
Aumentando
el caos, hace un tiempo aparecieron, como por arte de magia, vendedoras de desayuno
al paso que se ubican en cualquier lugar,
Los
consumidores se agrupan alrededor obstruyendo el paso de la gente que se ve
obligada a bajar a la calzada. Con el peligro que eso significa.
La
situación es dramática en las inmediaciones del jirón Bolognesi. Al costado y
frente al hospital de Belén.
Los
ambulantes copan las estrechas veredas estorbando con sus bancos y recipientes
de café, leche, avena, quinua, habas, soya o lo que sea.
No
falta la docena de jóvenes invitando a realizarse análisis de sangre,
ecografías y exámenes médicos a precios de oferta.
Si de
vendedores callejeros se trata, las cuadras 20 y 21 de la avenida España constituyen
el signo de la desaparición de la vía peatonal.
Peor
aún en los jirones iniciales de Zela y las calles adyacentes. Incluyendo las
que rodean el mercado Mayorista.
Sostienen
algunos que ciertos propietarios de tiendas, al notar que extraños se estacionan
en sus puertas, decidieron hacer lo mismo.
Aquí es
necesario sincerar a los comerciantes e incentivarlos a organizar sus negocios
respetando el orden en la ciudad.
Es
oportuno indicar que nadie está contra la actividad que desarrollan los
ambulantes, pues todas las personas tienen derecho al trabajo.
No
obstante, cuando el desempeño de su labor atenta contra el urbanismo y la
prestancia de la ciudad, buscarle una salida es urgente.
Ante la
inminencia de los comicios, varios candidatos a la alcaldía de Trujillo se han
pronunciado sobre el particular.
Consideran
conveniente albergarlos en la ex estación del ferrocarril, pero ¿Se dan las
condiciones para hacerlo...? ¿Es factible...?
La
mayoría promete el diálogo con los comerciantes. Evitar el enfrentamiento y la
mano dura que no conducen a nada positivo.
El
objetivo es hacerles tomar conciencia que las veredas y calles de la ciudad no
están diseñadas para vender productos.
Lo
evidente es que el asunto de los ambulantes posee una serie de aristas que
deben analizarse antes de tomar una decisión.
Al
final. Quien sea elegido. ¿Ordenará el comercio informal...?. Porque, hasta
ahora, ningún alcalde lo hizo...
Artículo publicado en página especial del vespertino Satélite el viernes 21 de setiembre.
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