jueves, 20 de septiembre de 2018

Ningún alcalde lo hizo: ¡Regular el comercio informal...!

Esquina Bolognesi-Bolívar, frente al hospital de Belén. Se aprecian tres comerciantes ambulantes en menos de 10 metros.

          Una de las más calamitosas caras de Trujillo, es el desordenado e  incontenible comercio informal.

          Los vendedores ambulantes están por todas partes. Especialmente en las inmediaciones de los mercados de abastos.

          Aunque dentro del perímetro del centro histórico su propia presencia constituye un atentado contra el libre tránsito peatonal.

          Las veredas de las esquinas y zonas de Gamarra, Junín, Independencia, Bolívar, Ayacucho y Grau están prácticamente tomadas por ellos.

          Padecen de manera directa las consecuencias de esta  irregularidad las personas que caminan y los conductores de vehículos.

          Cruzar de una vereda a otra es un verdadero problema. Al hacerlo uno se encuentra con los implementos del vendedor ambulante.

          Como en otros casos sin solución, esta deprimente situación existe desde hace décadas y se incrementa cada día.

          Mucho más ahora, con la presencia de inmigrantes venezolanos que han encontrado en las calles una forma fácil de hacer negocio.

          Aumentando el caos, hace un tiempo aparecieron, como por arte de magia, vendedoras de desayuno al paso que se ubican en cualquier lugar,

          Los consumidores se agrupan alrededor obstruyendo el paso de la gente que se ve obligada a bajar a la calzada. Con el peligro que eso significa.

          La situación es dramática en las inmediaciones del jirón Bolognesi. Al costado y frente al hospital de Belén.

          Los ambulantes copan las estrechas veredas estorbando con sus bancos y recipientes de café, leche, avena, quinua, habas, soya o lo que sea.

          No falta la docena de jóvenes invitando a realizarse análisis de sangre, ecografías y exámenes médicos a precios de oferta.

          Si de vendedores callejeros se trata, las cuadras 20 y 21 de la avenida España constituyen el signo de la desaparición de la vía peatonal.

          Peor aún en los jirones iniciales de Zela y las calles adyacentes. Incluyendo las que rodean el mercado Mayorista.

          Sostienen algunos que ciertos propietarios de tiendas, al notar que extraños se estacionan en sus puertas, decidieron hacer lo mismo.

          Aquí es necesario sincerar a los comerciantes e incentivarlos a organizar sus negocios respetando el orden en la ciudad.

          Es oportuno indicar que nadie está contra la actividad que desarrollan los ambulantes, pues todas las personas tienen derecho al trabajo.

          No obstante, cuando el desempeño de su labor atenta contra el urbanismo y la prestancia de la ciudad, buscarle una salida es urgente.

          Ante la inminencia de los comicios, varios candidatos a la alcaldía de Trujillo se han pronunciado sobre el particular.

          Consideran conveniente albergarlos en la ex estación del ferrocarril, pero ¿Se dan las condiciones para hacerlo...? ¿Es factible...?

          La mayoría promete el diálogo con los comerciantes. Evitar el enfrentamiento y la mano dura que no conducen a nada positivo.

          El objetivo es hacerles tomar conciencia que las veredas y calles de la ciudad no están diseñadas para vender productos.

          Lo evidente es que el asunto de los ambulantes posee una serie de aristas que deben analizarse antes de tomar una decisión.

          Al final. Quien sea elegido. ¿Ordenará el comercio informal...?. Porque, hasta ahora, ningún alcalde lo hizo...
Artículo publicado en página especial del vespertino Satélite el viernes 21 de setiembre.


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