Por pretender aumentarse el sueldo tan pronto asumen la función, varios alcaldes demuestran que postulan por la
plata.
Ciertos
ciudadanos que se desgarran y aseguran que postulan a un cargo público para
servir a la colectividad, mienten.
Tienen
tan presente su verdadera intención que, en el momento cumbre de recibir el
mando, juran por la plata. En el Perú hay varios ejemplos.
Ahora
no más, lo acaban de demostrar ciertos alcaldes provinciales y distritales. Tan
pronto asumieron funciones, aumentaron su sueldo.
No
habían cumplido ni 15 días de gestión y ya saboreaban el almíbar de saber que recibirían buena cantidad de dinero
a fin de mes.
Allí
están los flamantes burgomaestres de Chiclayo, Piura e Islay, en Arequipa.
Ni
siquiera se habían preocupado por conocer las necesidades de sus pueblos, pero
ya tenían asegurado su sueldazo.
Pensar
que algunas décadas atrás, ser alcalde era ad honorem. No recibían compensación
económica.
Varios
candidatos se hubiesen quedado sentaditos en su casa en la últimas elecciones,
si el gobierno mantuviera el mismo criterio.
Tal vez
esa apetitosa remuneración fue la razón para que muchos aspiren ser
autoridades. Trujillo tuvo 18 postulantes. ¡Una exageración...!
Respecto
a los alcaldes ambiciosos, el ministerio de Economía emitió un tajante
pronunciamiento.
Señaló
que dicha pretensión es "Nula,
inejecutable e inexigible...", porque atenta contra la normativa
vigente.
Recordó
que toda modificación de sueldos debe establecerse mediante decreto supremo,
previa aprobación del Consejo de Ministros.
Así, sus
planes de enriquecimiento por conducir el gobierno municipal, se estrellaron
contra la pared.
A
propósito de salarios públicos excesivos, las altas esferas del Estado deben
revisar el pago que se hace a las autoridades regionales y municipales.
Existen
casos que son tan elevados que se acercan a lo que gana el mismo presidente
Vizcarra.
Y eso,
en un país como el nuestro, es una aberrante contradicción.
Si el
objetivo fundamental de quienes ejercen el poder es servir, deben quedar
satisfechos con un pago modesto y honorable.
Así
sabremos que los elegidos trabajan con propósitos valederos. Y no lo hacen solo
por la plata...
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