sábado, 13 de junio de 2020

Congreso gasta miles en asesores: ¡Basta ya de dilapidar el dinero público...!

Mesa directiva del congreso. En plena pandemia, el cuarteto cuenta con 46 asesores que ganan más de 337 mil soles al mes. ¡Una barbaridad...! (Correo).

          Las altas esferas del gobierno tienen una original manera, entre otras, de derrochar el dinero público.

          El Ejecutivo lo gasta en consultorías. Y el Legislativo, en la contratación de asesores.

          Es cierto que tanto uno como otro nivel requiere profesionales que aporten con ideas y trabajo.

          Pero, todo tiene su límite. No se puede aprovechar la autonomía que poseen para actuar a discreción.

          En especial, si tratamos de optimizar el destino del erario nacional que urge utilizarse en infinidad de obras públicas.

          Esta vez, la demanda está dirigida a la mesa directiva del congreso. Que lucha por ser una réplica del anterior.

          Según un reporte, el presidente tiene 13 asesores y 11 cada uno de los tres vicepresidentes. El presupuesto mensual supera los 337 mil soles.

          Sus antecesores tenían uno menos.

          Cuando se le preguntó al responsable de la mesa el motivo del incremento, contestó que necesitaba especialistas.

          Y. ¿Por qué no disminuyó uno o más de tantos que tiene en lugar de aumentar el número...?

          Porque el efectivo pertenece a los fondos del Estado, es la respuesta. No sale de su billetera.

          ¡Qué fácil...! Más tarde, él mismo o sus sucesores, con cualquier pretexto, seguirá aumentando la cifra.

          Esa no es la forma de invertir el tesoro público. Eso es dilapidar.

          Pésima decisión en tiempos de pandemia que dejará al país en recesión y planchado el bolsillo del pueblo.

          Pensar que, hace cuatro años, solo 12 integraban el personal de la mesa directiva. Hoy son 46. ¡Un exceso...!

          Ocurre que los candidatos, cuando salen elegidos, sufren el síndrome de la abundancia y la riqueza.

          Viven en las nubes. Olvidan sus raíces y, peor aún, sus promesas.

          Por eso, se les hace difícil eliminar la inmunidad, beneficios, gratificaciones y disminuirse el sueldo. ¡Así, no se hace patria...!

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