Que los
congresistas ganan más de lo que se necesita para vivir muy bien, es una verdad
irrefutable.
Al extremo que se dan el gusto y lujo de recibir el Año Nuevo en el extranjero, sin afectar su abultada billetera.
Satisface,
por eso, ver fulgurar en el firmamento propuestas para reducirles sus excesivos
beneficios económicos.
Como la
del legislador César Combina quien sugiere eliminar ciertas prerrogativas
parlamentarias.
La idea
es "acabar con las gollerías que,
por años, la ciudadanía le ha criticado al Legislativo", según sus
propias palabras.
De
arranque, pide terminar con el bono de instalación equivalente a un sueldo:
15,600 soles.
También,
suprimir el pago por la Semana de Representación.
Él
mismo, reconoce: "Solo estamos
obligados a presentar un simple informe de actividades y nadie sabe en qué se
gasta ese dinero...".
Añade
que los congresistas deben adoptar una posición en los debates y votar en los
asuntos de agenda.
Pide
excluir la opción de abstención y descontar de sus haberes a quienes se
resistan marcar a favor o en contra.
Meses
atrás, un partido político propuso borrar las gratificaciones de navidad y fiestas
patrias.
Igualmente,
los 6,700 por "función congresal", el seguro privado a los congresistas,
sus familiares y asesores.
Casi todas las leyes aprobadas por el Legislativo
generan gasto para el gobierno o el sector privado.
Pero ellos no dan el mínimo ejemplo de desapego al
grueso de su salario.
Esa jugosa retribución constituye, para algunos, el
principal atractivo de postular al cargo. Cualquiera no gana más de 20,000
soles al mes.
Esos
temas que significarían un importante ahorro, digno de utilizarlo mejor, nunca
llegan al pleno.
Al contrario. Mueren aplastados en las siniestras
tinieblas y telarañas del archivo...
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