Sabíamos que, luego de quince años, al despertar no volveríamos a escuchar su cálida voz en el dial acostumbrado
Por eso,
sorprendió oírla el último domingo en su
espacio literario "Letras en el tiempo".
Suave.
Natural. Ocurrente. Sin disfuerzos. Cualidades de Patricia del Río, destacada periodista
limeña.
Con
melancólica melodía de fondo, agotaba comentarios sobre crímenes reales hechos
novela en un libro.
Raudos
vinieron a la mente sus matinales análisis de las noticias a lado de un
compañero.
Solicitando ayuda al joven que no encuentra
hospital para atender a su parturienta esposa o "jalándole las orejas"
a las autoridades.
O, sin rasgos de timidez,
acompañando al aire la alegre canción que iniciaba el programa noticioso.
Y, minutos antes de la seis
de la mañana, saludando entusiasmada al colega que traía el informe deportivo:
-- Paúl Pérez del Perú. ¡Buenos días...! Fiel a su estilo, terminaba hablando de fútbol también.
Sencilla, Espontánea. No
ocultaba nada a sus oyentes.
Hace poco. Cuando se
anunciaba que bajaba la edad para ser
vacunado, se animó hacer una revelación:
-- Estoy ahí. Voy a decir mi
edad. Escuchen bien todos. Porque será la única vez. ¡Tengo 50 años...!
No solo era de cabina.
Estuvo, con camarógrafo, enviando reportes desde Chota en la reciente campaña
electoral.
Así era Patricia en la
radio. De repente, no la volvimos a escuchar más.
Salvo ese grato domingo. Fue
una grabación. Tal vez.
Días antes, en la soledad de
su habitación, escribió en su portal:
"Soy una de las
millones de peruanas que se quedó sin trabajo por razones ajenas a su voluntad
o desempeño..."
"Nadie es
indispensable, pero todos somos importantes. Así es la vida..."
Volveremos a escucharte Patricia. ¡Tenlo por seguro...!