Mientras
un complaciente programa deja al premier hablar del mejor de los mundos, otro
hacía una seria revelación.
Algo
que muy pocos o nadie sabía sobre el exministro de Relaciones Exteriores.
Quien vertía
polémicas declaraciones en torno al
terrorismo y la Marina de Guerra del Perú.
Como
periodistas, conciliamos el sueño pensando en los titulares que colgarían los
diarios al día siguiente.
Tal
como lo imaginamos, no perdonaron. Explotaron la primicia.
Muy
temprano. Un comunicado de la Marina rechazaba las expresiones contra esa
institución tutelar y todos los peruanos.
Fue un
día de mucha tensión. Gente que ingresaba y salía a Palacio de gobierno sin
pronunciar palabra.
Empezó
igual el martes. Hasta que, antes del mediodía, se informó que el jefe de la cartera
comprometida, presentó su renuncia.
Fiel a
sus convicciones, afirmó a un portal cubano que hubiera deseado defenderse.
¿Negar lo irrefutable...?
Dos
días más tarde, el exministro de Salud anotó que la escasez de vacunas a nivel nacional obedeció a una sola causa.
El
excanciller, quien debía insistir en el envío de las ya compradas para salvar vidas,
estuvo "con otra agenda".
Es la
primera baja en el gabinete del gobierno a menos de un mes de asumir.
Por el
bien de todos, queda asimilar la infausta experiencia y elegir a profesionales
calificados para ser ministros o funcionarios.
Vale
destacar la importante labor de investigación periodística basada en la
objetividad y la verdad.
Y
divulgada por el derecho supremo a la libertad de prensa.
La más
evidente muestra de la identificación, sin límites, del periodismo con el
interés ciudadano...
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