Con casi once millones de asegurados, desde hace varios meses EsSalud experimenta un hecho insólito.
A partir del último trimestre del año pasado, las farmacias de esa entidad comenzaron a desabastecerse.
Esto afectó directamente en los pacientes de las diferentes modalidades. En especial, en quienes sufren males crónicos.
Los galenos expendían las recetas y los medicamentos no estaban a disposición de los interesados.
Después de varios meses de zozobra, Raúl Fonseca, nuevo presidente de EsSalud, admitió la deficiencia:
-- Ha habido un espacio donde no se ha adquirido... los asegurados no tienen por qué perjudicarse por las desidias o las malas decisiones...
Sostuvo que realiza las gestiones para solicitarlas, en calidad de préstamo, al ministerio de Salud porque “estamos desabastecidos”.
¿Préstamo...? ¿Y el dinero presupuestado para la compra de medicinas...?. Tarea para la Contraloría.
Reveló, igualmente, otra alarmante realidad. Esta vez, vinculada a la carencia de recursos humanos.
Al respecto adelantó que para afrontar el déficit de personal se efectuará una convocatoria el próximo mes.
Fonseca asumió el cargo a mediados de marzo. Reemplazó a Gino Dávila, quien estuvo apenas dos meses.
A su vez, Dávila sustituyó al cuestionado Mario Carhuapoma, quien cumple el rol de consejero, según informe del ministerio de Trabajo.
Sin embargo, en cuanto a los fármacos, no solo se presenta una evidente escasez. Hay un detalle más.
Se ha comprobado que, en ciertos casos, las medicinas recibidas por afortunados pacientes son diferentes.
Han reducido su tamaño y, lógicamente, contenido.
Una muestra son las lágrimas artificiales que suele entregar EsSalud a los usuarios en la especialidad de oftalmología.
La solución oftálmica Humed, del laboratorio Lansier, contenía antes 15 mililitros. Ahora, solo 10.
En general, doloroso. Porque muchos enfermos podrían haber fallecido o empeorado su salud por estas gravísimas insuficiencias...
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