sábado, 23 de julio de 2022

El gobernante que eliminó la corrupción: ¡Y convirtió su país en una potencia...!

Disfrutando de un crucero en Singapur Bay a bordo de un muy bien acondicionado barco tradicional de madera.
Un recuerdo inolvidable. El espectacular fondo de los rascacielos de Singapur.
Escogiendo entre una variedad de objetos típicos. Nadie cuida en las 
inmediaciones.
 Hay confianza plena en los compradores.

       Hace unos años visité un país increíble. Donde las tiendas exhiben, al aire libre, joyas de oro y plata.

          Y la gente las luce sin temor a los robos. Sucede lo mismo con relojes y artículos de valor.

          Es Singapur. Nación agobiada, a inicios de los 60, por la delincuencia, la pobreza, el soborno y la malversación de fondos.

          Hasta que asumió la conducción Lee Kuan Yew y se propuso cambiar ese triste panorama.

          Creó la Oficina de Investigación de Corrupción que, sin orden judicial, podía detener e investigar a los sospechosos.

          Autorizó a los medios de comunicación independientes y objetivos a cubrir imparcialmente todos los casos de corrupción.

          Así envió a prisión a varios ministros, funcionarios, líderes comunitarios, jefes de sindicatos y altos directivos de empresas estatales. 

          Para combatir el desempleo invitó a los inversores extranjeros que crearon fábricas y producían sin ninguna intervención del Estado

          Kuan hizo que los jóvenes ganaran experiencia en esas compañías y crearan empresas nacionales para competir en el mercado internacional.

          Por su parte, el gobierno capacitó a los estudiantes en tecnología, marketing, gerencia y formó compañías estatales que les dieron trabajo.

           Se les enseñó a ser responsables, puntuales, honestos y aprender a fabricar productos de alta calidad.

          Cambió el sistema educativo cuyo principal objetivo era que los alumnos piensen, analicen y resuelvan problemas por sí mismos.

          Se incorporaron los cursos de civismo y ética pública

          Singapur es ahora un país seguro, turístico y considerado el segundo puerto del orbe.

          En medio de ese batallar por su pueblo, Lee, su esposa e hija fueron acusados de corruptos.

          Leal a sus principios, se sometieron a la justicia. No se encontró nada en su contra.

          Luego del impase, Kuan dio una lección a los gobernantes del mundo:

          -- Si quieres derrotar la corrupción debes estar listo para enviar a la cárcel a tus amigos y familiares...

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