Hace unos días,. el Departamento de Estado de Estados Unidos dio un consejo a sus ciudadanos que deseen visitar Perú.
Recomendó reconsiderar sus viajes por los problemas de criminalidad y terrorismo existentes en nuestro país.
A través de un comunicado, anunció que elevó a 3, sobre un máximo de 4, la alerta de viaje a Perú,.
Señala en concreto, “evitar los viajes debido a los serios riesgos para la seguridad”.
Indica que delitos como hurtos, robo de vehículos, atracos y
agresiones “son comunes y pueden ocurrir en el día, pese a la presencia de
testigos”.
Pide no viajar al valle de los ríos
Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM), por la presencia de terrorismo.
Revela la existencia
de traficantes de droga y las limitaciones de las autoridades para hacer
cumplir la ley.
Reconoce, por
último, que en la zona subsisten remanentes del grupo terrorista Sendero
Luminoso.
Analistas
nacionales explicaron que el documento afecta al turismo, sector muy golpeado
por la pandemia.
Sin embargo,
describe una gran verdad en torno al Perú actual.
Respecto a los
mencionados valles se han hecho escasas campañas para reemplazar el cultivo de
coca.
Peor aún, existe
la inexplicable intención de desinstalar las bases militares del lugar.
En cuanto a la
delincuencia, los estados de emergencia decretados por el gobierno no han dado ningún
resultado.
La policía carece
de efectivos, patrulleros, motocicletas e implementos para la acción.
Tampoco cuenta
con sistemas informáticos de última generación
para un trabajo eficiente.
Ni se adopta medida
alguna contra el uso casi indiscriminado de armas. Y se sigue asesinando por
robar un celular.
Un botón más. En
La Libertad, fueron cambiados cuatro generales de la policía, en solo medio
año..
Ojalá el nuevo
ministro del Interior, después de cinco cuestionados en menos de un año, marque
la diferencia.
La inoperancia
ante el delito trasciende las fronteras y motiva prevenciones para venir a Perú…
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