Los hechos insólitos en la política peruana fluyen semejantes al agua de un manantial. Aunque su líquido no sea tan cristalino.
Como
el increíble caso de un exministro del gobierno anterior, nombrado representante de Perú
ante la Organización Marítima Internacional.
La designación a esa
entidad de la ONU, con sede en el Reino Unido, fue a fines de agosto del
año pasado.
Inició sus labore en octubre y podía continuar hasta setiembre del 2024.
Pero, el gobiesrno actual, en base a sus atribuciones, decidió cesarlo del puesto el pasado 1 de mayo, mediante una resolución suprema.
Según el dominical Panorama, el exfuncionario
calificó al dictamen como arbitrario y exigió una reparación económica al
Estado.
Por
esas cosas raras de la justicia peruana, acudió a un juzgado en Piura y no en Lima,
solicitando se le indemnice por daños y perjuicios.
Lo
inaudito es que pide que le paguen más de 681,600 libras esterlinas. Cantidad
superior a 3 millones de soles. ¡Una barbaridad...!
El
reporte indicó que el demandante llevó a su esposa y tres hijos a Londres, sede
de sus funciones, en diciembre del 2022.
Y,
para suerte suya, el pasaje de cada uno ascendente a 4,386 soles, con equipajes
y todo, se pagó con dinero público.
El
sueldo del litigante osciló entre 47,000 y 48,000 soles mensuales.
Esto
indica que su designación le costó al Estado medio millón de soles.
Esperamos
que, para satisfacción general, al final el fallo favorezca al Perú.
Ostentar
la representación nacional en cualquier latitud del mundo es un premio de valor
inconmensurable.
Constituye
un honor y privilegio que, con orgullo. deben lucir ciudadanos probos y competentes.
Este
tipo de cargos marcha al compás de los vaivenes de la política. Por eso, los
cambios pueden producirse en cualquier momento.
Platón,
uno de los filósofos griegos clásicos, dejó para la posteridad esta frase:
"Hay
tres clases de personas. Amantes de la sabiduría, amantes del honor y amantes
del dinero...".
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