El tema de hoy es la excepción. Como quisiéramos que sean siempre.
Ocurrió
hace unos días. Aunque eso no le resta vigencia. Sucedió en el incendió de una
galería comercial en Eguren, Palermo.
El
siniestro empezó antes de las diez de la mañana. Dos horas después, las llamas parecían
haberse controlado.
Sin
embargo, la explosión de pirotécnicos acumulados, sin las mínimas medidas de seguridad
en el sexto piso del edificio, avivó el fuego.
La
situación se complicó. Gelqui Gómez, jefe de los bomberos, se comunicó con el
municipio y la empresa de energía eléctrica.
Hidrandina
respondió al instante. Envió una grúa con canastilla permitiendo que las
mangueras alcancen la última planta.
Las
llamas avanzaban, pese al refuerzo de la compañía de Laredo.
Eran
más de las 4 de la tarde. El panorama no había cambiado. Fue entonces que afloró
la participación de la ciudadanía.
Mientras
los bomberos se turnaban en su esforzada labor, un vecino les brindó agua para
mitigar la sed.
Más
allá, una señora de edad les proporcionó mascarillas y papel toalla,
En esos momentos de tensión, llegó el colega Willy Mori. Y, no pudo evita
Acudió
a un carretillero que vendía mandarinas y le dijo:
-- Esto es para los
bomberos. Si te compro 5 kilos. ¿Cuántos más me das...?
-- Un kilo.
-- Oye. ¡No seas
malo...!
-- Ya. Dos kilos.
Agradeció.
Corrió y entregó la fruta a los sacrificados efectivos.
Alguien
comentó que no habían probado bocado. Se conectó con Jaime García, director de N60 radio.
Hablaron
con el dueño de un restaurante y le solicitaron ayuda. Conmovido por la noble
causa, se comprometió obsequiar los almuerzos.
Un
taxista hizo la carrera gratis y los bomberos aplacaron el hambre. Entrada la
medianoche, orgullosos gritaron: ¡Misión cumplida...!
Pero,
la solidaridad exhibida por los trujillanos ese día, quedó impregnada en el
ambiente. Propia de resaltar en esta linda
frase de Eduardo Galeano:
"Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas
pequeñas... puede cambiar el mundo..."
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