sábado, 18 de noviembre de 2023

La solidaridad en el incendio de Eguren: ¡Haciendo cosas pequeñas podemos cambiar el mundo...!

                  La solidaridad de los trujillanos ese día es digna de elogio. (N60).

              

               El tema de hoy es la excepción. Como quisiéramos que sean siempre.

               Ocurrió hace unos días. Aunque eso no le resta vigencia. Sucedió en el incendió de una galería comercial en Eguren, Palermo.

               El siniestro empezó antes de las diez de la mañana. Dos horas después, las llamas parecían haberse controlado.

               Sin embargo, la explosión de pirotécnicos acumulados, sin las mínimas medidas de seguridad en el sexto piso del edificio, avivó el fuego.

               La situación se complicó. Gelqui Gómez, jefe de los bomberos, se comunicó con el municipio y la empresa de energía eléctrica.

               Hidrandina respondió al instante. Envió una grúa con canastilla permitiendo que las mangueras alcancen la última planta.

               Las llamas avanzaban, pese al refuerzo de la compañía de Laredo.

               Eran más de las 4 de la tarde. El panorama no había cambiado. Fue entonces que afloró la participación de la ciudadanía.

               Mientras los bomberos se turnaban en su esforzada labor, un vecino les brindó agua para mitigar la sed.

               Más allá, una señora de edad les proporcionó mascarillas y papel toalla,

               En esos momentos de tensión, llegó el colega Willy Mori. Y, no pudo evita

contagiarse del espíritu de colaboración.

               Acudió a un carretillero que vendía mandarinas y le dijo:

               -- Esto es para los bomberos. Si te compro 5 kilos. ¿Cuántos más me das...?

               -- Un kilo.

               -- Oye. ¡No seas malo...!

               -- Ya. Dos kilos.

               Agradeció. Corrió y entregó la fruta a los sacrificados efectivos.

               Alguien comentó que no habían probado bocado. Se conectó con  Jaime García, director de N60 radio.

               Hablaron con el dueño de un restaurante y le solicitaron ayuda. Conmovido por la noble causa, se comprometió obsequiar los almuerzos.

               Un taxista hizo la carrera gratis y los bomberos aplacaron el hambre. Entrada la medianoche, orgullosos gritaron: ¡Misión cumplida...!

               Pero, la solidaridad exhibida por los trujillanos ese día, quedó impregnada en el ambiente. Propia de resaltar  en esta linda frase de Eduardo Galeano:

               "Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas... puede cambiar el mundo..."

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