Hace
unas semanas se produjo un espectacular accidente en la avenida Abancay de Lima.
Las imágenes son impactantes.
El
conductor de un auto particular se distrajo y embistió a personas que estaban
en la berma central. Seis quedaron con lesiones graves.
Fuera del centro cívico, Trujillo
está atravesada por numerosas avenidas.
Son de dos carriles. Uno de ida y
otro de regreso. Por lo general, cada uno habilita la circulación de tres
hileras de vehículos a la vez.
Este criterio se mantiene en el
andén derecho de la avenida Túpac Amaru. Que se inicia en el cementerio de
Miraflores y converge con La Esperanza.
Sin embargo, el izquierdo, que es
utilizado para trasladarse desde ese distrito a la ciudad es distinto. Mucho
más ancho.
En el sector que corresponde a las
urbanizaciones Primavera y Las Quintanas, este corredor adquiere mayor amplitud.
Permite así el tránsito de los
automotores en cinco filas. La situación se complica en el cruce de Túpac Amaru
con 9 de Octubre.
Aquí, la berma central cubierta de
áreas verdes, inexplicablemente, se reduce y ensancha la cinta asfáltica.
Al facilitar la circulación por seis
filas, se convierte en un verdadero punto neurálgico. Cruzarla a diario, es una
aventura.
Se agrava por el inmediato
cambio de la luz del semáforo. Los
vehículos pasan primero. Y, los peatones, los perjudicados de siempre.
Con frecuencia, los transeúntes están
obligados a correr y detenerse en el estrecho jardín central. La escena es
parecida a la avenida Abancay.
El panorama se agudiza cuando
imprudentes choferes doblan en "U". Sin respetar a nadie. Pese a
estar prohibido.
La zona es de alto riesgo. Expone al
peligro a estudiantes de jardines, escuelas, colegios Liceo Trujillo, San Juan
y los ciudadanos en general.
Es conveniente que las autoridades o
los funcionarios recorran la ciudad para conocer y resolver sus problemas.
Las gerencias de Transportes y Áreas
Verdes de la Municipalidad tienen la solución en sus manos.
Y, pronto. Antes que suceda una
desgracia que lamentar...
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