En cualquier momento, se cumplirán cien largos días que Dina Boluarte no declara a la prensa,
Convocarla es importante. Porque el
periodismo es el cauce normal para que sus palabras lleguen a la ciudadanía.
Intercambiar ideas y conceptos.
Aclarar situaciones. Anunciar proyectos y la forma de concretarlos. Todo.
Ello, solo se logra a través de la
conferencia o rueda de prensa.
Diferente a un discurso o mensaje a
la Nación. Donde el ponente dice lo que desea. Sin lugar a objeción o réplica.
Por eso, sorprende la posición de
dos ministros que, cual escuderos sin caballo, apoyaron la errada actitud de
Boluarte, en una entrevista radial.
Angel Manero, ministro de Agricultura, señaló
que “muchas veces se malinterpretan las palabras de la presidenta”.
¿Malinterpretan...?.
¿Acaso quiere decir que los periodistas no saben lo que preguntan, graban, filman,
dicen, escriben o analizan...?
Justificó el silencio
presidencial indicando que optó por un “perfil bajo”..
Si
un presidente es consciente que trabaja y no teme nada, no declarar o esconderse,
es la peor decisión.
Añadió
que el premier Gustavo Adriianzén, sale a dar la cara a la prensa para llenar
“ese vacío”. "No veo inconveniente en ello”, acotó.
Insistió
que un presidente que declare
constantemente podría padecer de un “desgaste”.
Raúl
Pérez, ministro de Transportes, sostuvo que desde el Ejecutivo se tiene un “rumbo
clarísimo” demostrado con el viaje de Boluarte a China. (?).
Precisó que en otros países
los presidentes “no declaran” diariamente a la prensa. (Pero, tampoco tardar
meses en hacerlo).
Para él, no es incorrecta la afonía presidencial, pues tiene
como voceros a los titulares de cada cartera para dar cuenta de sus gestiones.
Alberto
Otárola, exjefe del gabinete, más centrado, le sugirió
poner fin al silencio mediático: “Siempre es bueno hablarle al país y a la
prensa".
En
realidad, la gente exige tajantes acciones contra la inseguridad ciudadana,
lucha anticorrupción, reactivación económica y otros asuntos claves...
Además,
explicaciones sobre los Rólex, joyas, alhajas y su hermano Nicanor: Aquello que
los benévolos ministros-voceros no pueden aclarar...
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