Pasaron las esperadas Fiestas Patrias. Celebración especial para la presidenta, ministros, congresistas, funcionarios y autoridades.
Porque ellos suelen recibir como
gratificación un sueldo completo. A manos llenas y bolsillos repletos.
El resto, la gran mayoría, miramos
arriba. Hacia el cielo y como no cae nada, nos pasamos la saliva.
Dina Boluarte trató de justificar el
alto cargo, creyendo que mientras más extenso fuera su discurso, iba a convencer
a la ciudadanía.
Pero, se equivocó. Pues hasta el
mensaje lo elaboraron mal sus asesores. Demostraron una pésima capacidad de
síntesis.
Careció de precisión, orden y método.
Una muestra: la repetición de proyectos.
Antes de transcurrir una hora, los ministros
se dormían y los congresistas formaban cola para abandonar el hemiciclo.
Entre los presentes, unos se entretenían
con el celular. Otros, conversaban como si estuvieran en la plazuela. No
faltaron los comelones.
Los más vivos, faltaron. Prefirieron
la comodidad de su casa, Abrigados entre sábanas y colchas, antes que sufrir
por el frío de la gélida mañana.
Tenían la obligación de asistir.
Para eso reciben un dineral. Deben aplicarles una fuerte multa. Poseen plata de
sobra para pagarla.
No gustaron los anuncios de Boluarte
contra la inseguridad, solicitada a gritos. Dijo generalidades. No basta con
cambiar de nombre al ministerio.
Faltó un plan inmediato sobre la
vital coordinación entre policía, Fiscalía y Poder Judicial. Pregúntenle al
coronel Víctor Revoredo.
El mismo 28, fueron los comicios en
Venezuela. Pensar que un expresidente, una candidata y legisladores, apoyan a Maduro.
¡Increíble...!
Boluarte acudió a la Parada Militar
luciendo, a cuatro vientos, su vaporosa falda de Chalhuanca. Se le notó
sonriente.
A su lado, Salhuana, flamante
presidente del Congreso, hablaba por celular con su familia y citaba a los
amigos. Aplaudía con el móvil en la mano.
Ni le pregunten por lo que vio desde
el estrado oficial, porque solo hizo presencia. Estuvo en otro mundo.
Fueron para exhibirse el wayki que le
"regaló" relojes y joyas a Dina y un enjuiciado pretendiente a la
presidencia. Y, lo felicitaban. ¡Vaya gente...!
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