Es su aspiración principal. Su meta tope. Lo máximo en su vida. Ser representante de una región del país.
No importa si está o no preparado.
Tampoco, si nació en ese lugar. Tal vez,
no lo conozca. Ni sepa sobre sus problemas y necesidades.
Lo relevante, para la mayoría, por no
decir todos, es obtener una gruesa y segura fuente de ingresos. Que se logra, siendo
congresista.
Salvo honrosas excepciones, es el cargo público más codiciado en el Perú. Los
actuales inquilinos del hemiciclo son la prueba palpable.
Coincidiendo con un sondeo de Ipsos que
ubica en el fondo al Congreso, con 7% de confianza, se conoció una lacerante verdad.
Que en diciembre, los legisladores cobrarán
más de 46 mil soles. El suculento monto únicamente
los beneficia a ellos.
Remuneración de 15,600 soles,
gratificación 15,600 y asignación por función congresal 11,000
Semana
de representación 2,800 y tarjeta navideña 1,700. Solo este bono equivale a la
gratificación pascual de 6 jubilados.
Total, 46,700 soles, que, considerando los
130 parlamentarios superan los 6
millones de soles. ¡Un platal...!
Los
pagos incluyen el aumento por función congresal que subió de 7,617.20 a 11 mil
soles.
A
algún vivo se le ocurrió esta iniciativa que fue aprobada por unanimidad y sin
debate. No hubo explicación al infame incremento.
Las
jugosas ganancias de los legisladores contrastan con su paupérrimo nivel de
producción en favor de la ciudadanía.
Igualmente,
en ciertos casos, cuando exhiben una conducta reñida con la moral y la dignidad,
propia de un miembro del Legislativo.
"Niños",
"recortasueldos" y otros que no se lo merecen, tendrán dinero de
sobra para celebrar su ineptitud. Aunque sean ateos.
Hay
mucho que reformar en nuestra maltratada democracia. Aquella que permite que
los congresistas nos roben la Navidad...
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