Conocemos de sobra la vida fácil de la
mayoría de los congresistas. Que coronan su interés propio e ineptitud con elevados
sueldos.
Sabemos que tienen obligaciones dentro
del hemiciclo. Su centro de trabajo al que cada vez asisten menos.
Abusando sin escrúpulos de la virtualidad,
se ríen de la ciudadanía al participar en los plenos desde su casa o el lugar
que se les antoje.
Contra esa grave falta no hay multas. A
pesar de ganar muy bien. Ni siquiera cumplen con sus deberes
Allí están las denuncias
constitucionales encarpetadas. Al extremo que
la Fiscal de la Nación les ha exigido acelerar.
Como los folios fiscales contra Dina Boluarte, Pedro
Castillo, Guido Bellido y Alberto Otárola.
También, de exministros y nueve congresistas pendientes de
trámite, desde enero, en la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales.
No
faltan los "mochasueldos". Que siguen gozando en la gloria.
Son
19 denuncias que, por la irresponsabilidad del Congreso, quedaron rezagadas hasta
el próximo año.
Es
vergonzoso que la Fiscal tenga que llamar la atención al Legislativo sobre lo
que debe hacer.
Su
indiferencia con la sociedad queda al desnudo por la incapacidad para impedir que
delincuentes postulen en las elecciones del 2026,
Y,
para dar cólera. Que les paguemos a los abogados en sus juicios.
La
ignorancia jurídica de los congresistas los llevó a eliminar la prisión
preventiva en caso de no flagrancia y restituirla dos días después.
Con
ese y otros pésimos antecedentes, amenazan reformar el sistema de justicia.
¡Dios nos libre...!
Antes.
Sin consulta popular. Impusieron la bicameralidad. Que remolca un batallón de
diputados, senadores, asesores y millones de soles al agua.
A
pulso, el Congreso se ganó el "Jalón de Orejas del Año". ¡Y es muy poco...!
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