No es la primera vez. Tampoco será la última. Porque son posiciones propias de gobiernos mediocres.
Aquellos que cometen frecuentes
errores. No los reconocen, ni dan la cara para investigarlos. Y, en el colmo,
culpan a la prensa por informar.
La situación se agrava cuando cuentan
con un pusilánime y cómplice Congreso.
Saturado de beneficios económicos.
Aquel que, para pesar nuestro, ha
perdido el respeto a la ciudadanía. Y peor, a sí mismo. No trabaja a plenitud.
Pero, factura.
Ocurrió en la Reunión
Multisectorial sobre las lluvias, inundaciones y respuestas de emergencia del
Ejecutivo,
En
la cita, Dina Boluarte expresó que ya ha entendido el “modus operandi” de lo
que ella calificó de “mala prensa".
, Y sorprendió a todos al
afirmar que la Fiscalía y los medios trabajan en pared para un “golpe de Estado blanco”.
También salió en defensa, cuándo no, del ministro del Interior José Santiváñez, tras el allanamiento a su vivienda.
La Asociación Nacional de
Prensa emitió un pronunciamiento
cuestionando las declaraciones de Boluarte.
Atribuyó sus palabras como el más grave ataque contra el
periodismo desde que asumió funciones y suscribió:
"El periodismo tiene el deber de investigar y denunciar posibles
actos de corrupción, especialmente cuando involucran a quienes ejercen
funciones públicas o a su entorno".
"Pretender descalificar esta labor constituye un grave atentado contra la libertad de prensa y el derecho de la ciudadanía a estar informada", anotó.
Consideró "nocivo que la mandataria haga acusaciones a un espacio periodístico intentando referirse al mismo de manera despectiva".
No nos debe causar mayor extrañeza. Su antecesor se atrevió a tildarnos, sin el menor escrúpulo, de "prensa basura".
Informar con la verdad es el objetivo primordial del periodismo. Aunque este valor supremo nunca es del agrado de los políticos...
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