Una jarra de sake con sus tacitas y una botella de cerveza.
La sanción a los conductores ebrios es severa en otros países,.
En Japón la multa es de medio millón de yenes. Unos 3,200 dólares.
Además. la pena de cárcel que llega a 15 años. Los acompañantes también son castigados.
Las cervezas populares, en botellas similares a Perú, son Asahi, Kirin, Sapporo y Suntory. El porcentaje de alcohol es menor que aquí.
La bebida oficial es el sake, extraído del arroz. Con más alcohol. Por eso, se sirve en pequeñas tacitas.
En el aniversario de una entidad o empresa, se escoge un viernes como fin de semana. Al término de la jornada normal.
Un día antes, el director o gerente se dirige a los trabajadores y les recuerda que nadie debe asistir en su auto.
Dando el ejemplo, es común encontrar al jefe, como pasajero, en el tren,. La reunión tiene tirmpo de inicio y término. De siete a nueve de la noche.
Comienza a la hora exacta. Breves palabras, brindis y el banquete. Cruzan las cervezas y el sake.
Todo es alegría, bromas, abrazos y karaoke. Unos se marean más que otros. Pero, nadie sale solo.
A la hora fijada. el sachó agradece e invoca superar las metas logradas. Tres palmas, repetidas una vez y dos al final, cierran la fiesta.
Con cuidado, los ecuánimes ayudan a los beodos a subir a uno de los taxis contratados con anticipación.
En Perú, un congresista impulsa una ley que perdona a los pilotos borrachos. ¿Qué busca...?
La sociedad japonesa gira en torno a normas tradicionales de educación y disciplina orientadas al fiel cumplimiento de lo establecido.
¡Una lección práctica para los choferes obstinados en manejar ebrios...!
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