Conseguir una cita en EsSalud o SIS, es un calvario. El fono no responde. Y, cuando lo hace, la consulta es dentro de uno o dos meses.
Lo atienden. Va a farmacia y no hay medicinas. Tampoco dinero en el bolsillo para adquirirlas en la calle. El mal, se agrava.
Existen hospitales y centros sanitarios colapsados. Con infraestructura y equipos dañados por el uso, tiempo o falta de mantenimiento.
Pese a la crisis en el sistema de salud pública, el Congreso que nunca pierde, firmó un millonario acuerdo, en febrero pasado.
Pagó más de 9 millones de soles por un seguro privado para los legisladores y su familia (?).
. El 2023, el gasto fue un millón 900. La nueva y deshonrosa póliza para este año y el 2026, se incrementó casi 400%, en solo un año.
Esta asistencia exclusiva médico-familiar, fue otorgada a Rímac Seguros por adjudicación directa. Sin concurso público.
Cuenta. además, con varios contratos para seguro complementario de trabajo de riesgo, seguros de vida y accidentes personales.
El Legislativo posee, para el año fiscal en curso, un presupuesto que supera los 1,400 millones de soles. ¡Una cantidad brutal…!
Los legisladores deberían atenderse en los servicios públicos de salud. Como toda la gente. Así, conocerían sus bondades y deficiencias.
No existe explicación alguna para que el seguro de los congresistas, beneficie a su familia. Porque en los comicios, se elige a una sola persona.
Con lo que ellos ganan, tienen de sobra para atender las necesidades de salud de sus parientes.
Y, si por el personalismo, que los hace odiosos, lograron un seguro particular. Éste, no tiene por qué extenderse a sus familiares.
Ese grave error de aprovecharse del cargo, deben anular quienes los reemplacen. Es lo menos que se les pide. Si quieren marcar la diferencia.
Ser congresistas no los convierte en personas distintas. Que entierran sus raíces. Peor, que olvidan a quienes los pusieron ahí…
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