En el sistema democrático, el Congreso es un poder del Estado. Sus miembros son elegidos por el voto ciudadano.
Sin embargo, surgen problemas cuando los legisladores, que deben promulgar leyes en beneficio de la colectividad, las aprueban a su favor.
Y se agravan, por la falta de compromiso, preparación y valores morales o éticos. Varios congresistas con esa marca, ocupan el hemiciclo actual.
Una investigación periodística, reveló que existen parientes trabajando en el Parlamento.
Como el caso de la congresista Rosío Torres, quien recomendó contratar, sin concurso, a una madre y su hija.
Se añaden treinta grupos integrados por parejas de hermanos que viven en la misma casa.
Eduardo Salhuana, acaba de contratar a tres asistentes para el Comité de Damas, que preside su esposa, con sueldos de 2,900 a 10 mil soles.
Esta irracional forma de incorporar personal y derrochar dinero público, es el resultado del descomunal presupuesto que el Ejecutivo dio al Congreso.
Salhuana indicó que espera los resultados de un informe para determinar si se han vulnerado normas internas y adoptar medidas (?).
, Dijo que, aunque no es ilegal, es una “falta ética” que debe ser atendida.
Ante la insistencia de la prensa, declaró que la situación “es cuestionable, pero no está prohibida”.
Aceptó el impacto en la percepción ciudadana sobre la transparencia del Congreso, que enfrenta críticas por estas prácticas.
Pero, dio a entender no admitir que la ética es la base de las normas y principios orientados al bienestar individual y colectivo.
Respecto a que esos contratos no están prohibidos, le alcanzamos la frase del filósofo romano Séneca, que debe grabarse en piedra en cada curul:
"Lo que las leyes no prohíben, puede prohibirlo la honestidad…".
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