Quienes pasean a sus mascotas tienen la responsabilidad de recoger los excrementos.
La
escena se presenta de manera invariable dos veces al día en el apacible pueblo
Santa Paula, de Málaga, España.
Lourdes
Fernández, una jovencita, sale del hogar acompañada de su mascota para darle un
paseo por el vecindario.
Ella
sabe que los animalitos aprovechan estar en la calle para hacer sus necesidades
biológicas. Ocurre con frecuencia.
Consciente
que los desechos no deben quedar regados en la mitad de la acera, ni menos en los jardines y parques,
cumple con su obligación.
Lleva
dos bolsitas de plástico. Una para recoger los residuos y otra para
depositarlos. Al terminar su recorrido, las introduce en un tacho de basura.
Pero,
existe algo especial en el hecho. Algo que convierte esa actitud cívica en un
modelo de conducta, Lourdes es invidente. No ve. Es cieguita.
A
pesar de su dificultad, sabe que la vida en sociedad exige un comportamiento correcto,
sensato, por lo tanto, debe respetar el bienestar de la comunidad.
Esa
invalorable costumbre no pasó
desapercibida para los vecinos que filmaron cada uno de sus movimientos y los
colgaron en las redes sociales.
De
inmediato, se generó un intenso intercambio de mensajes favorables que solo terminó
coincidiendo en que debía ser premiada.
Los
moradores de la zona acordaron otorgarle la distinción al buen ejemplo denominada
¡Cómo te quiero, Santa Paula...!
Esa
difusión tuvo tal repercusión que el ayuntamiento de Málaga imitó la acción y
creó el premio Ciudadano Estrella ¡Málaga cómo te quiero...!
El
propósito es captar los testimonios en las redes sociales de las actividades
realizadas por los pobladores que sean un prototipo a seguir.
¿Se
podría hacer algo similar algún día en Trujillo...?
Conste
que la protagonista de esta historia es ciega. A pesar de eso, cumple con su
obligación ciudadana.
Si
la mayoría de trujillanos estamos dotados de nuestros cinco sentidos. ¿Cuál es
la razón que nos impide hacer lo mismo que Lourdes...?
No
esperemos distinciones, ni castigos. Pensemos en las enfermedades que causan la
inmundicia, bacterias y microbios de los excrementos caninos.
Como
ciudadanos, tenemos el deber de preocuparnos por mantener aseada y presentable
la ciudad.
¿Qué
extraño designio reprime nuestra conciencia cívica e impide mostrar una actitud
correcta dentro de la sociedad...?
Trujillo
es el lugar donde vivimos. Nuestra casa. Esforcémonos por tenerla limpia y
atractiva ante los ojos de los visitantes y nosotros mismos.
Poseer
una mascota en casa es una excelente idea. Sin embargo, cuidarla, educarla y respetar
la vía pública es una obligación de nuestra parte
Además
de alimentarla, bañarla y cumplir con varias tareas afines, debemos asumir la
responsabilidad que significa criar un ser vivo.
¿Es
correcto sacar el can del hogar, detenerse en el jardín del vecino o el parque
de la vuelta para hacer sus necesidades y dejar todo sucio....?
¿Es
tan dificultoso llevar una bolsa y juntar sus desechos como se estila en todas
partes del mundo...?
Hagamos
la promesa de cambiar. Nadie tiene más obligación que el propietario de cumplir
con el compromiso adquirido.
Trujillo
merece lucir mucho mejor con la contribución de sus habitantes.
No
lo olvide. Cuando saque a pasear a su perro, lleve su bolsita y recoja los
excrementos. Es difícil. ¿No...?. Si, pues. Pero, usted es el dueño...
Expresivo e invocador letrero colocado en un parque de la urbanización Las Quintanas.
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