viernes, 10 de febrero de 2017

Dueños de mascotas: ¿Lleva su bolsa cuando la pasea...?

Quienes pasean a sus mascotas tienen la responsabilidad de recoger los excrementos.

          La escena se presenta de manera invariable dos veces al día en el apacible pueblo Santa Paula, de Málaga, España.

          Lourdes Fernández, una jovencita, sale del hogar acompañada de su mascota para darle un paseo por el vecindario.

          Ella sabe que los animalitos aprovechan estar en la calle para hacer sus necesidades biológicas. Ocurre con frecuencia.

          Consciente que los desechos no deben quedar regados en la mitad de  la acera, ni menos en los jardines y parques, cumple con su obligación.

          Lleva dos bolsitas de plástico. Una para recoger los residuos y otra para depositarlos. Al terminar su recorrido, las introduce en un tacho de basura.

          Pero, existe algo especial en el hecho. Algo que convierte esa actitud cívica en un modelo de conducta, Lourdes es invidente. No ve. Es cieguita.

          A pesar de su dificultad, sabe que la vida en sociedad exige un comportamiento correcto, sensato, por lo tanto, debe respetar el bienestar de la comunidad.

          Esa invalorable costumbre no  pasó desapercibida para los vecinos que filmaron cada uno de sus movimientos y los colgaron en las redes sociales.

          De inmediato, se generó un intenso intercambio de mensajes favorables que solo terminó coincidiendo en que debía ser premiada.

          Los moradores de la zona acordaron otorgarle la distinción al buen ejemplo denominada ¡Cómo te quiero, Santa Paula...!

          Esa difusión tuvo tal repercusión que el ayuntamiento de Málaga imitó la acción y creó el premio Ciudadano Estrella ¡Málaga cómo te quiero...!

          El propósito es captar los testimonios en las redes sociales de las actividades realizadas por los pobladores que sean un prototipo a seguir.

          ¿Se podría hacer algo similar algún día en Trujillo...?

          Conste que la protagonista de esta historia es ciega. A pesar de eso, cumple con su obligación ciudadana.

          Si la mayoría de trujillanos estamos dotados de nuestros cinco sentidos. ¿Cuál es la razón que nos impide hacer lo mismo que Lourdes...?

          No esperemos distinciones, ni castigos. Pensemos en las enfermedades que causan la inmundicia, bacterias y microbios de los excrementos caninos.

          Como ciudadanos, tenemos el deber de preocuparnos por mantener aseada y presentable la ciudad.

          ¿Qué extraño designio reprime nuestra conciencia cívica e impide mostrar una actitud correcta dentro de la sociedad...?

          Trujillo es el lugar donde vivimos. Nuestra casa. Esforcémonos por tenerla limpia y atractiva ante los ojos de los visitantes y nosotros mismos.

          Poseer una mascota en casa es una excelente idea. Sin embargo, cuidarla, educarla y respetar la vía pública es una obligación de nuestra parte

          Además de alimentarla, bañarla y cumplir con varias tareas afines, debemos asumir la responsabilidad que significa criar un ser vivo.

          ¿Es correcto sacar el can del hogar, detenerse en el jardín del vecino o el parque de la vuelta para hacer sus necesidades y dejar todo sucio....?

          ¿Es tan dificultoso llevar una bolsa y juntar sus desechos como se estila en todas partes del mundo...?

          Hagamos la promesa de cambiar. Nadie tiene más obligación que el propietario de cumplir con el compromiso adquirido.

          Trujillo merece lucir mucho mejor con la contribución de sus habitantes.

          No lo olvide. Cuando saque a pasear a su perro, lleve su bolsita y recoja los excrementos. Es difícil. ¿No...?. Si, pues. Pero, usted es el dueño...
Expresivo e invocador letrero colocado en un parque de la urbanización Las Quintanas.


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