viernes, 16 de febrero de 2018

"Eduquemos a los niños...": El sabio consejo de Pitágoras

"Eduquemos a los niños y no será necesario castigar a los hombres...". El sabio consejo de Pitágoras

          Hace dos días ocurrió un hecho luctuoso en el centro de rehabilitación juvenil de Trujillo.

          Cinco jóvenes que se encontraban en calidad de internos fallecieron a causa del incendio producido en uno de los pabellones del establecimiento.

          Más de una docena quedaron heridos y se reponen en dos nosocomios de la ciudad.

          El local estaba acondicionado para albergar a noventa personas. En el momento del siniestro había más de 180. Grave problema que se repite en similares centros del país.

          Preocupadas por conocer el estado de salud de sus hijos algunas madres pernoctaron la primera noche en las inmediaciones del edificio. Comprendemos su desvelo.

          Varias responsabilizaron el gobierno por no brindarles la atención y protección suficiente a los chicos.

          Pero. ¿Se han preguntado....? ¿En qué fallaron ustedes y sus esposos...?

          Cuando se aborda el tema de la delincuencia en el Perú, entre otras causas, los expertos, analistas y políticos, sostienen que los detenidos proceden de familias disfuncionales o mal constituidas. Y allí se quedan. No van más allá.

          Son aquellas que carecen de estabilidad, los hijos tienen diferentes padres y, en casi todos los casos, es notoria la ausencia de autoridad y de valores.

          Todo ello, aunado a la falta de comunicación, afecto y confianza, deriva en los problemas conyugales y la violencia familiar.

          La situación se agrava en circunstancias que la familia es numerosa y los ingresos reducidos.

          Si la célula fundamental de la sociedad tiene estas falencias. ¿Qué se puede esperar de ella...?

          Allí radica la obligación que tiene el Estado de orientar de manera integral a los escolares desde los primeros años de estudios.

          A la par de impartir conocimientos y desarrollar capacidades y actitudes, hacerles comprender que el grupo familiar debe construirse solo por los hijos que los padres puedan mantener.
         
          Y, a las parejas que van a contraer matrimonio, el compromiso que asumen al formar una familia y la responsabilidad de ser padres.

          Enseñarles a sus pequeños con el ejemplo. A diferenciar el bien del mal. Inculcarles la consideración a los demás, la práctica de los valores y el significado de la dignidad.

          Solo así colocaremos sólidas bases de nuevas generaciones. Mucho más conscientes, preparadas, reflexivas y honestas.      

          Con conceptos claros y definidos que el trabajo dignifica al hombre y que el respeto a la propiedad ajena es sagrado.

          Recién entonces estaremos aplicando las sabias enseñanzas del matemático y filósofo griego Pitágoras que hace 2,500 años nos aconsejó:

          "Eduquemos a los niños y no será necesario castigar a los hombres..."

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