domingo, 4 de febrero de 2018

¿Por qué las colas se forman tan mal en Trujillo...?

La cola cruza la vereda, el área verde y dobla sobre el sardinel del jardín. El transeúnte de la izquierda tuvo que bajar para poder pasar.

          El Perú es el país de la informalidad. Queda demostrado en el comportamiento más elemental de la gente, hasta llegar a los más complejos.

          Como el caso de formar una simple cola para realizar una gestión o actividad.

          Es obligatorio esperar en orden el momento para ser atendido. Conforme llegan uno se ubican al final. Pese a ello, casi siempre hay quien trata de introducirse antes.

          Cuando la hilera es muy extensa, se prolonga hacia la calle y continuar lo más pegado a la pared colindante.

          Debe dejarse despejada la vereda para el libre tránsito de los peatones. Algo que no genera ningún problema y ocurre en todas partes del mundo.

          Sin embargo, aquí es común encontrarse con formaciones que, por conversar mirándose a la cara o descuido, ocupan toda la vereda y exigen a los peatones bajar a la calzada.

          El colmo de las colas en  Trujillo la captamos en la primera cuadra de la avenida 9 de Octubre.

           Fue algo raro. Extravagante. Inexplicable e informal por la manera de integrarse y hacer la formación cruzando la acera, incluso las áreas verdes.

          Como se aprecia, la hilera ocupa la vereda en todo lo ancho. ¿Y los peatones...? ¿No pensaron en las  personas que deben transitar por el lugar...?

          En el instante de pasar por la zona nos atrevimos sugerir a los chicos dejar el espacio suficiente para los transeúntes.

          Nos miraron como si fuéramos extraterrestres.

          Pedimos permiso. Nos concedieron. Continuamos nuestra marcha. Pero, al volver la mirada atrás, la cola permanecía inalterable,. Atravesada.

          Quienes la constituían eran jóvenes. Aquellos que, en algunas ocasiones, arman marchas para protestar en las calles ante cualquier hecho.

          Es posible que, en el futuro, varios de ellos aspiren postular para ser conductores del destino la región o el país.

          Muchachos que, a pesar de tener la mente fresca y poco contaminada, carecen del mínimo sentido común.

          Una escena captada en Trujillo que no quisiéramos observar jamás...

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