Rubio, el verdugo de Cristal. Le hizo cuatro goles a Álvarez y se convirtió en el goleador de la Libertadores. (Redes).
Universidad de Concepción y Cristal juegan en Chile. Vas perdiendo 4 a 2. Faltan cinco minutos y marcas el descuento. 4 a 3.
Notas que se puede ir por más. El empate hace guiños. Insistes. Dos minutos más tarde, lo consigues. 4 a 4.
Quedan solo tres minutos, más los que otorgue el juez. Has hecho un esfuerzo tremendo. Con el empate estás ganando un punto. Porque juegas de visita.
El auxiliar señala cuatro adicionales. Un consejo universal en el fútbol. Baja la intensidad. Pon la pierna fuerte. Juega con inteligencia. Recuerda. Disputas el último aliento.
Un envío llega por alto al área chica. Zona de propiedad del arquero. Pero, Álvarez olvida que es el dueño. Duda y se resigna a mirar en lugar de rechazar o ir por la bola.
Lo que sigue es de imaginar. Tiro seco de Rubio, que se consagra en la Libertadores con el póker de su vida.
La celeste muerde la rabia de la derrota. Y retorna con las manos vacías.
Cristal, el mejor de Perú, no pudo con el subcampeón chileno. Fue un campeón sin clase...
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