¿Para quién gobierna Vizcarra...?: ¿Cuál es la obra de su gestión...?

Vizcarra en Tacna diciendo que nadie lo va a doblegar. Es cierto. Lástima que no se vea la obra de su gestión. (Correo).

     "Diversos problemas se ciernen contra el país como la pobreza, la desigualdad, la corrupción y la impunidad..."

          "No nos van a doblegar... Invoco decidir en las urnas sobre su futuro para abrir una nueva etapa donde podamos impulsar el progreso para todos..."

          Palabras textuales del discurso de Martín Vizcarra con motivo de los 90 años de la reincorporación de Tacna al Perú.

          Sorprendentes. Porque, él es el jefe de Estado. Y, responsable directo en enfrentar los problemas e "impulsar el progreso para todos..." ¡Ahora...!

          Olvida dificultades como el estancamiento de la economía, la inseguridad ciudadana y la inactividad en la reconstrucción del norte.

          La ciudadanía respalda el adelanto de elecciones. Pero, el mandatario no solo debe parapetarse en su populista propuesta.

          Peor aún, asegurar que al abandonar el sillón presidencial y renovarse el congreso, todo será de maravillas.

          Si es como proclama. Que lo hace por el Perú, su obligación es demostrarlo. Entregarse. Romperse. Trabajar durante su gestión.

          Renunciar al afán de estar atento al calendario festivo de los pueblos del interior y no perderse una sola inauguración.

          Su asistencia a esas ceremonias demanda una inversión que nos cuesta a todos.

          Mucho más, cuando utiliza el avión presidencial con capacidad para 70 personas y es acompañado por ministros.

          ¿Cuánto se gasta en combustible, asesores, seguridad, viáticos y otros detalles...?

          ¿Y el tiempo empleado en esos viajes...? ¿No sería mejor dedicarlo a reuniones de alto nivel en beneficio del país...?

          Este brevísimo y superficial análisis está dirigido a motivar una reflexión de Martín Vizcarra.

          Basta de la trillada expresión que "hace lo que el pueblo pide", que solo sirve para el aplauso efímero.

          Señor presidente. Utilice los meses que le restan para ejecutar obras que se necesitan. Justifique su paso por palacio de gobierno.        

          Obvie al parlamento. Concrete algo digno de recordarlo. Que al final de su mandato no se diga: ¡Fue un período perdido...!