El caso Del Castillo haría pensar que algo no funciona como debiera dentro de la estructura interna del congreso peruano. (Correo).
En
el devenir periodístico, una exlegisladora liberteña contó que dentro del
congreso veía mucha gente caminando y no sabía dónde iba, ni qué hacía.
La
referencia y lo imaginado se nos grabó. Hoy, lo refrescamos.
Es
a raíz del caso, denunciado hace meses por el periodismo capitalino, protagonizado
por Jorge Del Castillo y una de sus asistentes.
El
esclarecedor informe reveló el pago íntegro a la joven por el mes de enero último,
pese a no haber trabajado.
Se
defendió el congresista devolviendo el dinero cancelado de manera irregular.
Pero, el pecado había sido cometido.
El
problema cobró vigencia cuando ella acudió a la prensa con un audio donde el
legislador muestra su preocupación por la difícil circunstancia.
La
Contraloría indicó después que el monto pagado en forma anormal ascendió a
17,500 soles. El hecho es investigado.
Se
entiende que el congreso, como cualquier institución pública o privada, posee
una oficina de personal.
Está
registrado allí el historial completo de cada trabajador. El rol de
asistencias, tardanzas, permisos, ingresos, salidas y demás.
Y,
en la puerta, un cronómetro y una tarjeta para marcar Justo para dejar
evidencia de esos detalles.
Un
celoso equipo técnico verifica esos datos y los anota en planillas que sirven
para pagar a fin de mes.
El
parlamento posee un bien remunerado cuerpo de especialistas para cumplir esa
función a órdenes de varios jefes.
Entonces.
¿Qué pasó en el caso Del Castillo y su abogada...? ¿Cómo se superaron u obviaron
todas esas barreras...?
Si
la dama tenía contrato solo hasta el 31 de diciembre del año pasado. ¿Por qué
se le abonó enero...?
¿Quién
dio la autorización...? ¿Tanto poder posee un congresista...? ¿Quién cautela el
dinero público que es de todos...?
Es
importante llegar a la verdad. Hay mucho que investigar. Sancionar a los
responsables y, de paso, optimizar la estructura interna del congreso...
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