La maternidad responsable garantiza la atención integral a todos los integrantes del grupo familiar. (Redes).
El
problema está allí y se le da paliativos. Soluciones para salir del paso. O es
desatendido.
Hoy, por sus falencias, un elevado porcentaje de familias pobres, es azotado por la crisis del coronavirus.
Se trata de grupos parentales integrados por numerosos miembros con múltiples limitaciones.
Entre otras, carecen de agua potable. Recurso vital en el aseo personal para combatir la pandemia del Covid-19.
Tal como lo revela el reciente informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
El estudio indica que cerca de medio millón de hogares no tiene agua y una cantidad similar, adolece de ingresos salariales.
También, que más de dos millones y medio de familias en el Perú habita en condiciones de hacinamiento. Impidiendo la distancia social.
Las dificultades de la pobreza fueron analizadas desde la antigüedad.
Aristóteles ubicó su origen en las familias numerosas y, en 1980, China encontró en el hijo único un pilar para su despegue.
En la actualidad, y es entenduible, el gobierno está centrado en la lucha contra el Covid-19.
Sin embargo, cuando vuelva la normalidad el tema de la planificación familiar debe ser un sustancial proyecto.
Hace unas semanas, Natalia Málaga trató de ser estigmatizada por un video que circuló en las redes.
En las imágenes, la deportista reparte colchones y aconseja a una madre pobre a no tener más hijos.
Sus palabras fueron calificadas de clasismo o indiferencia.
Grave error. La maternidad responsable promueve una infancia sin carencias y evita que varias personas duerman en un cuarto.
Del mismo modo, asegura una alimentación saludable y garantiza las necesidades de educación, salud, vivienda y servicios.
Tener una pareja y procrear no es un juego de gustos y sentimientos. Significa mucho más. Exige actuar con sensatez.
Por eso, es inevitable impulsar la maternidad responsable para reducir y acabar con el tormento de los sectores vulnerables...