Portada de The New York Times que marca un hito en la historia del periodismo mundial.
Emotivo,
impactante, tierno, estremecedor y doloroso, son algunos calificativos que se
ganó la portada del diario estadounidense The New York Times de ayer domingo con una sola noticia. Solo una.
"Estados Unidos se acerca a los 100 mil
muertos, una pérdida incalculable", reza el titular a 6 columnas. Todo
lo ancho de la página.
Añade
la pleca: "Ellos no eran simplemente
números en una lista. Ellos eran nosotros".
Explica
enseguida: "Los números, por sí solos,
no pueden medir el enorme impacto del coronavirus en Estados Unidos..."
"Sea el número de pacientes
tratados, los trabajos interrumpidos o las vidas truncadas..."
"A medida que el país se encamina
a los 100 mil muertos, The New York Times ha buscado obituarios y noticias de
las víctimas del virus..."
"Las mil personas aquí anotadas
reflejan solo el uno por ciento del total de muertos. Ninguno de ellos, era
simplemente un número..."
Continúa
una relación de nombres, en negritas, su edad, lugar y una breve reseña de su
vida. Aquí algunos de ellos:
Patricia
Dowd, 57, San José, California, auditora en Silicon Valley. Marion Krueger, 85,
Kirkland, Washington, bisabuela con risa fácil.
Jermaine
Ferro, 77, Condado de Lee, Florida, esposa con poco tiempo para disfrutar de un
nuevo matrimonio. Patricia Frieson, 61, Chicago, ex enfermera.
Alan
Lund, 81, Washington, director de orquesta con "el oído más
asombroso". Fred Gray, 75. Benton, Washington, le encantaba el tocino de
patatas crujientes.
Carl
Redd, 62, Chicago, aprovechaba cada momento que tenía con su único nieto.
Orlando Montoya, 56, Bronxville, Nueva Yor, dejó Perú y se aferró al sueño
americano. Y sigue la nómina.
Lo particular
e insólito, desde el punto de vista periodístico, es que la portada no publica una sola fotografía o imagen.
Hace
más de medio siglo que esto no ocurría en ninguna parte del planeta. Y allí
reside la importancia del mensaje del diario.
El más
hermoso y significativo homenaje a las víctimas de la pandemia que fallecen desgarrando las entrañas de la humanidad.
Tal
vez, este fragmento de la Elegía de Miguel Hernández, en cierta manera, pueda representar nuestra
angustia:
"Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por dolor me duele hasta el aliento..."
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