Sucesivos e inesperados hechos motivan que el Jurado Nacional de Elecciones retrase la proclamación del nuevo mandatario del Perú.
Sin
embargo, quien asuma ese importante y delicado cargo, estará signado por asuntos
que distraerían su gestión.
Estos argumentos, por su trascendencia, generan la comprensible desconfianza en la
ciudadanía.
Keiko
Fujimori soporta una investigación fiscal acerca de la supuesta recepción de aportes en anteriores campañas
presidenciales.
El
proceso la llevó a permanecer en prisión en tres ocasiones.
Más de
dos docenas de personas estarían involucradas en el juicio materia de indagación.
La
justica le sigue los pasos al milímetro. Ella está impedida de comunicarse con
testigos implicados en el caso.
Hace
una semana estuvo a punto de volver tras las rejas.
Incumplió
la medida restrictiva de comparecencia que pesa en su contra. El juez le
permitió continuar en libertad.
Por su
parte, Pedro Castillo carga consigo la enraizada propuesta de alterar el modelo
económico vigente.
Sustenta
su plan en una asamblea constituyente y
el cambio de la constitución como la "panacea que curará todos los males
del país".
Eso
exige intelecto, reflexión y tiempo. Justo lo que se necesita para reactivar la
economía, impulsar la salud, educación y generar trabajo.
Son prioridades
que deben ser atendidas porque constituyen la base de cualquier programa de
gobierno.
Que la
Constitución actual requiere modificaciones, es cierto. Y, previo análisis, hay
que ejecutarlas.
Apelar
a algo mucho más complejo, nos aproxima a las reiteradas especulaciones del ideario
de su partido y entorno.
El más
provocador, Vladimir Cerrón. Por sus radicales ideas. De quien el candidato no logra
marcar la distancia que pregona.
Esos
son los nubarrones que cubren el firmamento de quien regirá los destinos del
Perú el próximo quinquenio...