El
congreso debía concluir funciones en julio. Dentro del marco la tercera
legislatura ordinaria establecida.
Sin
embargo, algunos de sus miembros tenían en mente realizar varias reformas que
exigen aprobarse en dos legislaturas.
Entre
otras, la bicameralidad, la elección del Tribunal Constitucional y la reelección
de gobernadores y alcaldes.
Ante el
escollo, consideraron que la "fórmula ideal" para concretar sus
planes sería gestando otra.
¿Cómo...?
Desdoblando en dos la actual, pese al poco tiempo que queda. Un mecanismo
utilizado solo para casos excepcionales.
Y,
mientras la ciudadanía vivía la efervescencia de las elecciones, aprobaron una
cuarta legislatura con un mes y días de duración.
Tratando
de justificarla, indican que busca fortalecer las relaciones entre el
Legislativo y el Ejecutivo.
El más
cuestionado proyecto es la doble cámara, que regiría desde el 2023. Trascendió
que ciertos congresistas aspiran postular al senado.
Hace
unos años, al tratar de la bicameridad, se consideró cien diputados y treinta
senadores. Ahora sumarían un total de 190.
Preocupa
el alto costo que significaría mantener 60 legisladores más en un Perú con la economía
golpeada por la pandemia.
Sobre
la reelección de autoridades regionales y ediles. se retornaría a lo anterior.
Que, en unos casos, motivó actos de corrupción.
Abordar
estos delicados temas, como es lógico, exige intensas deliberaciones para arribar
a óptimos acuerdos.
Imposible
obtenerlos teniendo en cuenta la estrechez del tiempo.
Ante
este controvertido panorama, el presidente Francisco Sagasti se pronunció
hablando fuerte.
Lamentó
que "en pocos días, se pretenda aprobar
más de una docena de reformas...".
Mostró
su extrañeza porque éstas requieren "profundo debate y amplia aceptación
de su contenido...".
Una seria
advertencia frente a esta sucesión de reformas que el Legislativo empezó a
aprobar de prisa...
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