sábado, 5 de junio de 2021

La pandemia que nunca imaginamos: ¡El virus que cambió nuestras vidas..

La pandemia del covid-19 que soportamos, cambió por completo nuestras vidas. (Correo).

          Cuando, a fines de diciembre del 2019, conocimos de su existencia en la lejana Asia, la leímos como una noticia más.

          -- China está tan distante --dijimos, como muchos. O millones.

          A las semanas, asediaba toda Europa. No tardó para detectarse en Estados Unidos.

          Antes de mediados de marzo, el covid-19, ese desconocido y despiadado virus, convivía con nosotros.

          Como en el resto del mundo, invadió nuestro territorio con su manto de contagios, muerte y dolor. Era  la primera ola.

          Siguiendo las recomendaciones de los expertos, nos vimos forzados a emplear los protocolos de bioseguridad.

          Pero, la precariedad del sistema nacional de salud impidió salvar miles de vidas.

          Descendían los números. Mientras, los científicos presentaban la vacuna contra la afección.

          Por razones políticas, tardamos en adquirirla. Pronto, soportábamos la segunda ola. Tan mortal como la anterior.

          El microbio siguió arrebatándonos seres queridos, amigos, vecinos y conocidos.

          Acelerando contratos, el gobierno empezó la vacunación, aunque las infecciones y decesos continuaron.

          Sinceradas las cifras, Perú se convirtió en el país con mayor letalidad del mundo a causa del covid

          Motivada, en varios casos, por personas que no cumplen la cuarentena y son detenidos en cantinas, bares y discotecas.

          También, por la irresponsabilidad de quienes usan de manera incorrecta la mascarilla, llevan el protector facial en la mano o forman aglomeraciones.

          Al retornar a sus hogares, algunos contagian a sus parientes.

          A ellos, se añade la población laboral que acude al centro de trabajo. Expuesta a contraer el mal en el transporte público o la calle.

          Sin olvidar el considerable grupo familiar obligado a permanecer en casa. Agobiado por el estrés emocional.

          Todo por la pandemia. El virus que nunca imaginamos. ¡Y cambió nuestras vidas...!       

         

         

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