sábado, 4 de septiembre de 2021

Habitual ingreso a la universidad: ¡Una historia casi olvidada, medio siglo después...!

Diciembre de 1966. Grupo de Historia y Geografía que egresó de la Universidad Nacional de Trujillo. Perfecta igualdad de género. Lugar: Paseo de las Letras. Entre los parados, al centro, el autor de este blog. (Foto: Juan Gálvez Arce. Mi padre). ¿Cómo olvidar todo eso...?


          Una de las propuestas del gobierno, a debatir con la debida calma, es el ingreso libre a la universidad.

          Será para los estudiantes con las mejores notas en secundaria, aunque hay que superar algunas barreras.

          Como la capacidad para albergar más alumnos, personal docente y administrativo.

          Sin descuidar la ley universitaria que establece la obligatoriedad del examen.

          Hace poco, el titular del pliego estuvo aquí y el rector de la Universidad Nacional Trujillo ofreció la institución como centro piloto.

          Esto nos hizo evocar el aprieto de los aspirantes a integrar la Casa de Bolívar en la década del sesenta del siglo anterior.

          Era la única universidad dispuesta a admitir jóvenes del norte y oriente del país.

          Existían entonces dos academias gratuitas de preparación.

          La FUR (Frente Universitario Reformista). del partido aprista, en su tradicional local de Pizarro.

          Y la UNEC (Unión Nacional de Estudiantes Católicos), en el desaparecido colegio Renacimiento del jirón Independencia.

          Nunca supimos cómo surgió la costumbre de reforzar las lecciones "chancando" (estudiando) en la plaza de armas.

          Las cálidas noches de enero y febrero. Alumbrados por la potente luz de cuatro focos de cada poste, nos reuníamos en esa aula pública.

          Provistos de libros, apuntes y tizas, convertíamos el cemento en inacabable pizarra.

          Los rigurosos exámenes eran por especialidades de ciencias y letras.

          El domingo por la tarde, mediante altavoces colocados en la tercera cuadra de Almagro, se leía el nombre de los ingresantes.

          Al escuchar los postulantes, que ocupaban pista y veredas, saltaban, gritaban, lloraban y se abrazaban

          Al día siguiente, el diario La Industria publicaba, a página completa, la nómina de los cachimbos como se llamaba a los nuevos universitarios.  

          Una historia, casi olvidada, que quedó impregnada en nosotros. Sus  protagonistas...

 

 

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