sábado, 23 de octubre de 2021

La conciencia cívica que nos falta: ¡Ser responsables con nuestra basura...!

Setenta jóvenes recogieron más de 300 kilos de desperdicios del tradicional balneario                                   de Huanchaco  y aún no llega el verano. (Correo).    

      

Caminaba plácidamente por una urbanización de Trujillo, cuando se me cruzó un pequeño acompañado de un adulto.

          El chiquillo sorbía lo poco que quedaba de una gaseosa. Unos pasos adelante, terminó y arrojó la botella a la calzada.

          -- Niño no hagas eso --pronuncié. Antes de continuar, la intervención del señor, me lo impidió:

          -- Y usted qué se mete. Mi nieto puede botar la botella donde quiera. (¡plof!)

           Sus palabras fueron aplastantes. Pasé la saliva. Miré a otro lado. Y, seguí mi rumbo.

          Otro día, iba a bordo de un transporte público que, justo,  transitaba frente a La Hermelinda.

          Sentada, una mujer saboreaba una jugosa mandarina y lanzaba las cáscaras por la ventana.

          -- Señora --le dije con cierto temor-- ¿Por qué no reúne las cáscaras en la bolsita que lleva y evita tirarlas afuera. La respuesta me paralizó:

          -- Es que allí también hay basura... (?)

          Común es observar aquí gente de toda edad consumir un chocolate, chicle, galleta, helado o lo que sea y echar la envoltura en plena calle.

          Estos fugaces cortometrajes cobraron vida al saber que jóvenes recogieron más de 300 kilos de desperdicios en la playa de Huanchaco.

          Los municipios tienen ordenanzas con multas para los infractores. Pero, como tantas otras disposiciones, nunca se aplican.

          La falta del principio de autoridad es, muchas veces, cómplice del desorden y el libertinaje.

          Triste panorama en un mundo donde la real diferencia entre países está marcada por la cultura.

          La irresponsabilidad y falta de conciencia cívica es propia de pueblos atrasados.

          El planeta que nos alberga es nuestra casa. Nuestra morada. Debemos cuidarlo.

          La próxima vez que coma una golosina, guarde la envoltura en su bolsillo o cartera.

          Una indescriptible sensación lo invadirá en lo más íntimo de su ser...

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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