"Ríos de sangre...! Sigue violenta racha de crímenes", publica SATËLITE, a todo
lo ancho de su primera página.
"Cobarde
mata a mujer por negarse a bailar", "Malditos rateros matan a joven
papá", informa en sus páginas interiores.
"Sicario
mata de un balazo en la cabeza a policía", adjunta en las centrales, con
una batería de fotos. Todo, en una sola edición.
Los
hechos criminales, que espantan al más valiente, convulsionan Trujillo y las
provincias de la región.
Sucede
lo mismo en Lima y el resto del país. En La Libertad, desde comienzos de año,
superamos los 150 asesinatos.
Ahí
no queda todo. En lo que va del 2021 desaparecieron en el territorio más de 3,500 mujeres adultas, adolescentes y
niñas.
El
pillaje no se queda atrás. La ciudadanía lo sufre a diario en todas sus
modalidades.
Que
no es robo. Que es hurto. Que es menor de edad. Que la inmigración. Que la
pandemia.
Existe
una norma universal que las leyes deben actualizarse con el tiempo. En ese
sentido, estamos rezagados.
Las
comisarías carecen de equipos con tecnología de punta. La de policías y
patrulleros asusta. Falta presupuesto.
En el
colmo del peligro, hay gente que se nos cruza por la calle portando armas de
fuego sin licencia.
¿Qué
nos pasa...? Como la mayoría de problemas del Perú, la inseguridad se hereda hace
décadas.
Van
casi tres meses del nuevo gobierno. De cambios. Pero, como otros, las
dificultades persisten.
Y,
ausentes de solución. Semejantes a un incontenible alud, se acrecientan.
El
asunto es grave. Las autoridades y congresistas se reunieron aquí el fin de semana.
Quieren
invitar al ministro del Interior cuya preocupación mira en otra dirección.
Deseamos
que nos escuchen. El asunto es de prioridad máxima.
¡Ayúdennos...!
¡Lo pide el pueblo...!
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