Un
apreciable porcentaje de quienes actúan en ese ámbito, fijan como meta ocupar
un cargo público.
-- Los militantes de mi partido dicen que tengo
vocación de servicio y me piden postular --es una de sus justificaciones.
En
campaña ofrecen todo. Hasta lo imposible. Nikita Krushchev, los ironiza así:
-- "Lo La s políticos son iguales siempre. Prometen construir un puente, incluso donde no hay río...".
Y, no faltan quienes esconden en
el subconsciente la idea de obtener una buena retribución. Superior a su
ingreso habitual.
Esto
es tan cierto, que la historia guarda en sus registros a congresistas que
juraron:
-- Por Dios y por la plata --ante el
enojo y rubor del Todopoderoso.
Afloraron
dichas ocurrencias, por llamarlas en tono suave, a raíz de los recientes
reclamos de ciertos políticos.
Una
congresista se queja a la prensa que los quince mil soles y más que gana al mes,
no le alcanzan para vivir.
Consejo.
Antes de candidatear, debió evaluar si le convenía o no aspirar a una curul.
Al
unísono, un trío que pasó poco más de un año, meses y días en el sillón de Palacio,
implora por su pensión vitalicia.
Coinciden
los tres en haber presentado oficios a la mesa directiva del parlamento, sin
tener eco.
Codiciosos
y frotándose las manos, esperan del alto cuerpo legislativo, una respuesta que
les llene los ojos y los bolsillos.
De
conseguirlo, asegurarán su futuro y el de su familia hasta el fin sus días.
Cualquiera
sea el resultado, nos quedamos con dos inquietas y saltarinas dudas:
¿Postularon
para servir o ganar dinero...? y ¿En qué esquina se perdió su vocación de
servicio...?
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