sábado, 26 de febrero de 2022

Retorno a clases presenciales: ¡Y el histórico paso de la pluma al bolígrafo...!

Dos bolígrafos de original diseño flanquean a un modelo superado de la tradicional                                                    pluma de palo. (Prensa Virtual Trujillo).

        

          ¿Quién no ha tenido un bolígrafo en sus manos y ha escrito lo que desea o se le ocurra...?

          Es un común artículo personal, escolar o de escritorio.

          Invadió nuestra memoria esa pregunta motivada por el retorno a las aulas y reinicio de labores estudiantiles después de dos años.

          El curioso ejercicio mental me remontó a inicios de la década del 50.

          Caminando frente a la plaza de armas. Rumbo a la escuela 280, Enrique Guimaraes, ubicada en la quinta cuadra de Independencia.

          Tomado de la mano por Emilia, mi madre. Portaba mis cuadernos y demás útiles en un morral de tela que colgaba del hombro.

          Mis frágiles dedos de la mano derecha apretaban, con cuidado, un pomito de tinta líquida azul para escribir.

          Las carpetas bipersonales tenían una hendidura circular en la parte superior para introducirlo y evitar que se derrame.

          Escribíamos con lápiz. Pero, algunas tareas debían cumplirse utilizando una pluma metálica con mango de madera.

          Era lo único que existía. Y, acostumbrarse a manipularla constituía una odisea.

          Peor, al ejecutar la "plana" en el cuaderno de caligrafía para aprender a dibujar la famosa "letra corrida"..

          Comenzábamos trazando líneas verticales, oblicuas, ondas, círculos consecutivos y otros garabatos más.

          Plasmar eso en el papel con una punta de metal entintada era muy difícil,

          Influía el ritmo, la velocidad, fuerza y otros factores. Si te detenías un ratito, originabas un manchón. Y, adiós tarea.

          Cursaba el tercero o cuarto de primaria cuando empezaron a venderse en Trujillo los llamados "lapiceros de tinta seca".

          Eran los bolígrafos que ahora todos conocemos y usamos.

          Su invención fue una bendición del cielo para los niños de esa época.

          Desde entonces, el tacho de basura encarnó el destino de tinteros, secantes y plumas de palo.

          Un histórico paso había dado la humanidad...

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