Aficionados japoneses recogiendo la basura de un estadio en el Mundial de Catar 2022. (Redes).
Sociólogos
del siglo XX afirmaban que, esta centuria, las diferencias no serían por
razones sociales, económicas o raciales.
Los
factores distintivos entre países serían culturales.
Según
ellos, los elementos disgregadores están normados por la cultura y la práctica
de los valores.
¿De
qué te sirve tener una 4x4, si no respetas el semáforo o haces correr a la señora
embarazada en la esquina...?
Japón lo
demostró, una vez más, en el Mundial de Catar, con una exhibición de civismo y
conciencia social que se volvió viral.
Y,
sin darnos cuenta, le lavó la cara al mundo.
Juegue
o no su selección. Gane o pierda. En el entretiempo y al final, recogen la
basura de las graderías del estadio, aunque no sea suya.
Un
ciudadano catarí, sorprendido por el
gesto, les preguntó el motivo de su positiva acción.
--
Los japoneses: nunca dejamos basura a nuestro paso-- fue la respuesta.
No contentos con la opinión de los
hinchas asiáticos, los periodistas fueron hasta el entrenador Hajime Moriyasu,
quien dijo:
--
Cuando te vas de un sitio, tienes que dejarlo más pulcro de lo que estaba
antes. Esa es la educación que nos han dado. Esa es la cultura básica que
tenemos. Para nosotros, no es nada especial.
Una explicación a esta ejemplar conducta de aseo es que ellos suelen
respetar el lugar que visitan.
En la mayoría de
los colegios de Japón los alumnos de primaria y secundaria cumplen
tareas de limpieza.
Barren, trapean y sirven
el alnuerzo como parte de su rutina escolar. También lavan los baños.
La
práctica de la pulcritud japonesa se llama o-soji y nace en el seno del hogar.
Los
padres enseñan a sus hijos ser aseados en el aspecto personal y el ambiente exterior.
Su sentido de compostura es muy
amplio. Incluye desligarse de objetos, hábitos y hasta amistades innecesarias e
insanas.
He allí la lección. ¡Aprenderla, queda
en nosotros...!
No hay comentarios:
Publicar un comentario