La
expresión refiere que tras un problema, ocurre otra desgracia.
Perú
perdió millones por las protestas sociales de diciembre y enero.
Hubo
fallecimientos a causa de la incontenible violencia. Jamás se aceptó el diálogo
para adoptar acuerdos y buscar soluciones.
Incendio
de locales públicos, toma de carreteras, cierre de aeropuertos y cancelación de
viajes turísticos, causaron una caída en la economía.
Felizmente,
se impuso la razón y volvió la calma.
Y
cuando salíamos de la pesadilla, llegó el terrible ciclón Yaku.
A
la pérdida de vidas, las lluvias y desbordes dejaron miles de familias sin casa.
Al
respecto, el presidente del Banco Central de Reserva, Julio Velarde, reveló
que se rebajó la proyección de crecimiento del 2023 en la economía.
Precisó
que el Producto Bruto Interno será de 2.6% y ya no de 2.9% a consecuencia de
los conflictos sociales y los aguaceros.
"Estamos
esperando un desarrollo más bajo del que teníamos hace tres meses por
el impacto de las protestas...", opinó.
Durante
la presentación del Reporte de Inflación, explicó que las manifestaciones tuvieron
repercusión en 4% del PBI en enero.
Indicó que ese mes se esperaba un incremento de alrededor de 1%, pero se
terminó cayendo 4%.
Febrero
tuvo una ligera recuperación, sin embargo en marzo se estima una mayor
afectación debido a la condición climatológica.
A
pesar de todo, Velarde adelantó la probabilidad que Perú siga creciendo
por encima del promedio de los países de América Latina.
"No vemos un escenario de recesión en el año", aseguró optimista. ¡Así sea...!
Recalcó que aunque la expectativa empresarial
disminuyó en enero, en febrero se ve una recuperación por la menor intensidad
de las marchas.
La
presidenta Dina Boluarte dijo en Trujillo que enfrentará el doble desafío de
responder a los embates de la naturaleza y la reactivación económica.
Los
fenómenos climáticos son inevitables. Pero, protestar yendo contra nuestra propia
economía, es imperdonable...
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