Hace unos días escribíamos sobre los factores que debemos considerar para tener representantes de calidad en el congreso.
Hoy,
la reprobable conducta de ciertos legisladores al cumplir su función, exige ejecutar
urgentes cambios en el parlamento.
Como
es el caso de la congresista Digna Calle quien tuvo la osadía de pedir 26
licencias y estar 415 días en Estados Unidos. Más de un año.
En
julio intentó ampliar su permiso 60 días. Pero fue rechazado por la mesa
directiva.
Al
retornar, se enfadó porque "la mayoría de sus colegas están
involucrados en escándalos".
Y,
sin el menor recato, amenazó no ir al hemiciclo y solo laborar virtualmente (?).
Es decir, contra lo establecido.
Censurable.
Pese a que afronta dos denuncias constitucionales por abandono de cargo y abuso de
autoridad. Se pide inhabilitarla por 10 años.
La Comisión de Ética que la investiga debe sancionarla con
suspensión de 120 días, según los expertos. Ronda el desafuero.
Este
y otros hechos, obligan a modificar el reglamento interno del congreso para
cubrir los vacíos y ordenar la casa.
Tal
como acelerar a las comisiones para evacuar sus informes finales y aumentar los
días de suspensión por faltas graves cometidas.
Diversas bancadas han presentado proyectos
de ley para limitar las licencias que deben reajustarse al mínimo.
Los permisos son válidos y se justifican, como por
razones de salud. Pero, cuando se excede,
implican alejarse del puesto.
Calle
declaró que impulsa la renuncia parlamentaria y será "la primera en irse
si se aprueba". Entonces. ¿Para qué postuló...?
Antes de ella, ya se apoyaba una reforma constitucional para que los legisladores se
retiren.
Se escuda en que no recibió sueldo,
semana de representación, ni los 6,673 soles por CTS de agosto. Una gollería
para eliminar.
Su
actitud es una grave ofensa a la democracia y a los 52,282 ciudadanos que la
eligieron creyendo en sus promesas.
Un diario capitalino resumió el sentir ciudadano en un juego de palabras con su propio nombre: "A la calle por indigna"...
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