sábado, 10 de febrero de 2024

"El Hit del Momento": ¡Evocación a una columna musical que rompió esquemas...!

 Columna inaugural de "El Hit del Momento".

           

            Verano de 1964. Llevaba unos días trabajando como redactor en el diario La Industria de Trujillo. El más importante de la región.

            Cursaba estudios en la facultad de Educación de la Universidad Nacional de Trujillo. Varias colaboraciones previas, acreditaron mi ingreso al periódico.

            La década del sesenta marcó la explosión del ritmo juvenil con el rock and roll y el rock lento. Primigenio nombre de la romántica balada. La del embeleso. Aquella que arrebata suspiros al corazón.

            Era una singular y novedosa tonalidad, que revolucionó el gusto musical y se  identificó como la Nueva Ola.

            Cara opuesta al mambo, el chachachá, la guaracha, el merengue, el bolero, el pasodoble, el tango y otras cadencias de la época.

            Para colmar la  preferencia de los mayores vendían cancioneros. Pequeños folletos con la letra de las canciones populares. Nunca incluyeron baladas.

            Afectivo, como los muchachos de esa edad, desde secundaria me di tiempo para escuchar los programas radiales de discos.

             Y, de paso, escribir a mano los versos de las baladas que más me gustaban. Luego , con mi ronca voz, las tarareaba caminando por las calles solitarias para no asustar a los que circulaban cerca.

            Completé un archivo de canciones pensando siempre que podía ordenarlas mucho mejor. La idea estaba allí.

            Una mañana de los últimos días de enero, decidí conversar con el director del diario, Daniel Gordillo Jara, para trasmitirle lo que tenía en mente.

            Con respeto, lo saludé y le solicité permiso durante unos minutos para dialogar. Accedió con su conocida amabilidad.

            -- Don Daniel –le dije, bajando el tono para evitar alterarlo-- además de las informaciones, farmacias de turno y la cartelera cinematográfica, La Industria no tiene nada para la juventud.

              --Y ¿Qué crees que podemos ofrecerle...?

             -- ¿Qué le parece si publicamos una sección especial con la letra de las canciones de actualidad. Aquellas que les gustan a los jóvenes...?

            -- Mira Freddy --respondió con el ceño adusto-- La Industria es un periódico serio. Nunca ha editado nada semejante a lo que tú propones.

            Sentí que sus palabras me aplastaban. Cayeron como un baldazo de agua helada. No sé que cara puse. Quizá mi semblante lo conmovió, pues continuó:

            -- Espera. Déjame conversar uno de estos días con el embajador Vicente Cerro Cebrián (el propietario de la empresa), para conocer su opinión.

            Le agradecí. Me retiré y lo dejé en sus manos. Con la certeza que, en lo sucesivo, no volvería a tratar más sobre el asunto.

            Poco más de una semana, al cruzar delante de la puerta de su oficina. El paso obligado. Aquel de la entrada a la izquierda, el director me llamó:

            -- Freddy, Ven un instante.

            -- Señor Gordillo, buenos días.

            -- Hola Freddy. Tengo una buena noticia para ti. Toma asiento.

            -- ¿Si...? ¿De qué se trata...?

            -- Le conté al doctor Cerro Cebrián sobre tu inquietud y está de acuerdo con la propuesta. Pero, pidió que la escribas con mucha mesura y respeto.

            -- ¡Caramba...! ¡Qué bien...! No se preocupe, señor Gordillo. Así será. ¡Muchas gracias...!  --contesté entusiasmado.

            -- Ahora debes escoger un día de la semana y comprometerte a que así se publique siempre.

            Me disponía a retirar cuando, una vez más, me retuvo.

            -- Freddy. No olvides que esa columna es aparte de tus comisiones. Las que te señala Héctor Alva Centurión (el jefe de redacción), todos los días.

            -- Por supuesto. Lo sé. Pierda cuidado.

            Volví a agradecerle y, contento, abandoné el recinto.

            Con el visto bueno verbal, al regresar a casa, lo primero que hice fue acudir a mi garabateado cuaderno de canciones para seleccionar la letra de la melodía del debut.

            Y, el martes 11 de febrero de 1964, en la dimensión tipográfica de dos columnas, irrumpió por primera vez en la historia del periodismo regional, la sección juvenil "El Hit del Momento", con el nombre del responsable: Por Freddy.

            Tras una breve presentación, la columna adjuntó la letra íntegra de "Celia", popular versión que todos entonaban y los detalles de su autor e intérpretes, con Leo Dan a la cabeza, incluyendo el sello discográfico.

            Desde su aparición, se convirtió en una publicación puntual. Nunca dejó de salir cada martes. Tuvo excepcional acogida en un sector hasta entonces olvidado entre la lectoría: los jóvenes.

            Surgió un nuevo motivo para recibir llamadas al 2080. Memorable teléfono de disco de la sala de redacción de La Industria. Procedían de lectores solicitando la canción de su preferencia. Algo que nunca ocurrió antes.

            Voces de jovencitas hacían sugerencias. Alegres, contaban que estaban juntando su propia colección con los recortes periodísticos. Las comunicaciones terminaban por interrumpir mi trabajo. Era parte del reto y tuve que acostumbrarme.

            Muchos adquirían La Industria y luego de enterarse de las noticias del día, iban en busca de la columna para no perderse la letra de sus temas favoritos. Surgieron seguidores convertidos, en la práctica, en potenciales suscriptores del diario.

            Más tarde, de las dos columnas iniciales aumentó a tres y hasta cuatro. Para matizar y hacerla más amena, añadí fotos y frases célebres.

            A mediados de la década del 70, ingresé a las filas de SATÉLITE, a solicitud del “Chino” Lorenzo Kcomt Kooseng. Y, "El Hit del Momento" llegó conmigo..

            Con Felipe Apaza Amador, en sus páginas continué con las ediciones siguientes del recordado Festival Internacional de la Canción de Trujillo, organizado por el Club de Leones.

 

Páginas centrales de  SATÉLITE del 29 de setiembre de 1978 sobre la XIII  edición del Festival de la Canción de Trujillo, escritas por el autor.


            El director aprovechó para sugerirme escribir otra columna dedicada exclusivamente a espectáculos con el seudónimo de Cronos, que en ciertas oportunidades utilicé para identificar algunos artículos o entrevistas.

            En ese tiempo el movimiento discográfico alcanzó su máximo apogeo. Prensaban discos de vinilo. Simples de 45 revoluciones, con dos canciones y long plays, de 33, con 12 o 14 melodías.

            Como en el resto del mundo, la música se convirtió en la atracción de la gente. En Trujillo existían numerosos establecimientos dedicados a su comercialización.

            Las emisoras tenían programas especializados en emitir los temas de moda, Elaboraban rankings semanales. Igual sucedía en Lima y todo el país.

            El ambiente de efervescencia musical adquirió tal dimensión que se formó en Trujillo la filial de la Cadena de Comentaristas de Discos del Perú (Cacodispe).

            La institución reunió a los discjockeys o conductores de espacios radiales dedicados a difundir los éxitos discográficos. Sin solicitarlo, fui incorporado entre sus miembros.

            A  fines de los 70, regresé a La Industria. Atareado cada vez más por los compromisos profesionales en la docencia, se me tornaba difícil la tarea de buscar y seleccionar los hits musicales. Peor aún, escribir la letra  o conocer el título de la versión.

            La forma de conseguir las canciones para El  Hit era original. Como no tenía ningún contacto con las empresas de discos de Lima y las grabadoras no existían, solo me quedó prestar mucha atención o pegar el oído al aparato receptor.

            Procedía enseguida a copiar con la mayor rapidez posible y esperar que la repitan para completar o confirmar la parte que no pude capturar en el primer intento.

            Como las versiones estaban de moda, se escuchaban con frecuencia y,  además, me gustaban, cumplía con gusto esa tarea que podría convertirse en un martirio para cualquiera.

            Ciertas noches, mientras preparaba mis lecciones, escuchaba emisoras extranjeras, que nunca supe cómo se llamaban. Solían estrenar baladas. Muchas, desconocidas en el Perú.

            Así capté y publiqué varias melodías. En ese afán, nació una graciosa anécdota. Sucedió con la versión de Pandora “Cómo te va mi amor”. Yo no sabía el título y me arriesgué colocarlo porque era la frase que más se repetía.

           Ese tema no sonaba aún en Perú. Me arriesgué. Asegurando que “cuando lo escuchen será del gusto mayoritario…”. Acerté. Tres meses después, comenzaron a pasarlo en las emisoras locales. Terminó convertido en un éxito.

            No tuve la misma suerte con una linda balada de José Luis Perales que arranca con el suave sonido de violines. Le colgué el título de “El cimiento de mi hogar”, porque era el verso reiterativo. Me equivoqué. Más tarde, me enteré que su nombre era "Tentación".

       De esa manera, casi empírica, edité en ese espacio los versos de las melodías interpretadas por  los más consagrados baladistas latinos de las décadas del 60, 70 y 80 que se escuchan hasta hoy.

          El prestigio de “El Hit” superó las fronteras de la región. En los  80, Alfredo Kato, destacado crítico especializados en espectáculos, se refirió a la columna en el Suplemento Dominical del diario El Comercio, de Lima.

             Destacó su vigencia y la reconoció con elocuentes términos como "pionera entre las secciones del mundo discográfico en el periodismo nacional".

           

Evocación al "Hit" en SATÉLITE. Hace una década

           Ahora todo ha cambiado. Los acetatos y las consolas pasaron de moda. Reposan como piezas de museo.

            Sin embargo, quedó el registro del día que, por primera vez en el devenir del diarismo trujillano, se comenzó a publicar la letra de las canciones que coparon la simpatía de las multitudes.

           Una sugestiva aventura periodística que nos hizo ingresar, sin proponernos, al ambiente del espectáculo. Faceta muy distinta a la información diaria y al comentario. Pero, igual de apasionante.

            Es esa la historia de “El Hit del Momento”. La columna de los éxitos musicales.  Que se hizo popular. Constituyó una innovación en el periodismo nacional. Tuvo muchos años de vigencia. Rompió esquemas y una tradición en el centenario diario La Industria.  

            Hoy, 11 de febrero, se celebran seis fascinantes décadas de ese gratificante suceso en los albores del prolongado trajinar que me correspondió vivir en el periodismo.

         Para un periodista, fechas como esta tienen, tal vez, más valor que el propio cumpleaños

            Por eso, con la anuencia del entrañable Pepe Hidalgo Jiménez, consideré oportuno evocarla. Sin lograr siquiera disimular la nostalgia...


No hay comentarios:

Publicar un comentario