martes, 5 de agosto de 2025

A 80 años de la hecatombe Hiroshima y Nagasaki: ¡Nunca más…!

 
Hiroshima devastada, después de la hecatombe.

“No solo en la piel crecen cicatrices.

Más profundas son las

heridas del corazón.

¿Se curarán alguna vez…?”

(Kazuo M.)

 

El 6 y 9 de agosto de 1945, hace 80 años, las bombas atómicas lanzadas por Estados Unidos mataron a 140.000 personas en Hiroshima y 70.000 en Nagasaki, Japón, en la peor hecatombe bélica del siglo XX. 

El artefacto arrojado sobre la primera ciudad era de uranio y pesaba 4,400 kilos. Medía tres metros de largo y 71 centímetros de diámetro.

Fue impulsado de un bombardero B-29 desde 10,450 metros de altura y explotó a una altitud de 600 metros a las 8:15:45 de la mañana,

El día, que parecía uno más del verano oriental, se hizo de noche. Unos cuantos ciudadanos, con heridas expuestas, deambulaban. La escena era desgarradora.

Además de las miles de pérdidas humanas, las materiales fueron inconmensurables. Faltaron lágrimas para mitigar tanto dolor.

PARQUE MEMORIAL DE LA PAZ

En el fatídico lugar de mayor impacto y mortandad, se levantó el Parque Memorial de la Paz de Hiroshima. Conocido también como la Cúpula de Genbaku.

Se trata de la estructura del único edificio que permaneció en pie en las cercanías del punto donde explotó la primera bomba atómica de la historia.

Dentro del cercado se encuentra el Museo Conmemorativo de la Paz. Identificado como Heiwa Kinen Shiryōkan, en japonés.

La pinacoteca está dedicada a recordar, a través del tiempo, a   los miles de fallecidos en la catástrofe y su misión es promover la paz.

Expone a la vista de los visitantes objetos y testimonios relacionados con los inocentes afectados del atroz bombardeo. 

El pabellón central de la sala ofrece una impresionante muestra de cosas personales halladas entre los restos del área devastada.

El reloj detenido a la hora de la explosión.

Es imposible dejar de conmoverse al observar el magullado reloj de color negro, perteneciente a una agobiada víctima de quien jamás se conoció su nombre.

Conserva aún sus delgadas manecillas, detenidas exactamente a las 8:15, hora de la detonación. Es el mudo e inerte símbolo de la desgracia.

El edificio también tiene vistas hacia el Cenotafio Memorial, la Llama de la Paz y la Cúpula de Genbaku.

FAROLES FLOTANTES

Los faroles flotantes surcan las aguas del río Motoyasu.

A un costado del Parque Memorial de la Paz, fluyen las apacibles aguas del río Motoyasu, uno de los brazos del Ōta.

Su importancia radica en que el 6 de agosto de todos los años, concentra en sus riberas personas de diversas edades.

 Meditando. En absoluto silencio. Con suma reverencia, elevan una plegaria plagada de emoción al cielo en su inmensidad

Casi simultáneamente, depositan sobre la ondeante superficie vistosos y multicolores faroles flotantes de diversa dimensión.

En la tranquilidad de la abrigada noche veraniega, ver irrumpir las parpadeantes luces y alejarse balanceándose arrastradas por la corriente, imaginan un íntimo encuentro con las almas de los desaparecidos.

Aquel místico ritual es una forma de conmemorar a los mártires del bombardeo y una profunda imploración por la concordia en el orbe. 

La actividad es uno de los eventos de la ceremonia típica del Tōrō Nagashi. Contiene un hondo significado simbólico de evocación y esperanza.

Es la festividad del Obón o de los difuntos que en Hiroshima se celebra en memoria a los caídos a causa de la bomba.



 El Cenotafio levantado en honor a las víctimas

El Cenotafio en honor de los damnificados, es un monumento sencillo y emotivo ubicado en el Parque Memorial de la Paz.

Consiste en un enorme arco de concreto que cubre un mausoleo. En el interior reposa una sobria tumba vacía.

TRAGEDIA DE LOS SOBREVIVIENTES

Hibakusha es el término con el que se identifica a quienes sobrevivieron al espanto de los bombardeos atómicos.

La palabra literalmente significa "persona bombardeada" e incluye a quienes sufrieron los efectos directos de las explosiones o la radiación.

También a los hijos de madres embarazadas que estuvieron expuestas a sus destructivas consecuencias. 

De los 650.000 hibakushas reconocidos por el gobierno nipón, muchos experimentaron secuelas durante décadas o murieron después por varios tipos de cáncer,

La mayoría tuvo que luchar contra el rechazo social. No podían encontrar trabajo, ni casarse. Por el miedo a tener hijos con malformaciones. 

En 1956, varias asociaciones y perjudicados formaron la Confederación de Japón de Organizaciones de Víctimas.

El nombre fue luego acortado en japonés a Nihon Hidankyo, que se convirtió en el mayor y más influyente grupo de hibakushas.

Desde entonces, la institución se convirtió en el movimiento base de supervivientes de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki.

DESGARRADOR TESTIIMONIO

En mayo del 2023, durante la Cumbre del Grupo-7, celebrada en Hiroshima, el octogenario Hiroshi Shimizu dio su testimonio a la prensa como hibakusha.

Contó que, a los tres años de edad, cuando la bomba fue lanzada, perdió a su padre tras dos meses de agonía.

Con su madre, sobrevivió de milagro porque su casa, situada a solo kilómetro y medio del hipocentro, fue barrida por la descomunal y ardiente onda expansiva.

“Poco después de la bomba, empecé a sufrir de diarreas muy fuertes. Tal como sucedió con otros heridos de Hiroshima”. sostuvo.

Explicó enseguida: “Hasta que cumplí los 12 años, durante el sexto curso, siempre tuve problemas del estómago y sentía mucho dolor en la parte baja del cuerpo.

“También me sangraba terriblemente la nariz. Cuando me levantaba por la mañana, tenía la almohada y el cuello llenos de sangre.

“Afortunadamente, todas esas dolencias se me pasaron en la juventud y hasta pude dedicarme a una de mis pasiones: el montañismo”, relató, enseñando fotos de sus escaladas.

Pero, cuando cumplió 50 años, comenzó a padecer enfermedades del riñón, el corazón y la médula espinal, comunes entre los supervivientes.

“Lo más aterrador de las bombas atómicas es que sus efectos siguen sintiéndose cincuenta años después”, se lamentó Shimizu.

                 La cúpula de Genbaku, tal como quedó tras el desatre.

APAGAR LA LLAMA PÓSTUMA

Para que ese sufrimiento no pasara a otra generación, él y su esposa, quien era también superviviente aquejada de enfermedades, nunca tuvieron hijos.

Tan férrea decisión la adoptaron luego de constatar aterrorizados los monstruosos fetos deformados por la radiación.

Algunos sin ojos, ni cerebro, que se conservaban en botellas de formol en el hospital de la Cruz Roja de la ciudad.

“Ahora que somos viejos, sentimos que nos falta algo en la vida”, confiesa apenado mirando la Cúpula de la bomba atómica de Hiroshima.

A su alrededor, el Museo y el Parque de la Paz recuerdan el pavor nuclear y el Cenotafio honra a los fallecidos frente a una llama perpetua.

Hay la ferviente esperanza que esa hoguera póstuma solo se apague cuando desaparezcan de la faz de la Tierra las 12,500 bombas atómicas que hasta ahora existen.

               NOBEL DE LA PAZ

             El año pasado, el Nobel de la Paz fue otorgado a la organización japonesa Nihon Hidankyo.

             La distinción se la entregó el Comité Nobel Noruego como reconocimiento a sus esfuerzos para lograr un planeta libre de armas nucleares

             Igualmente, por demostrar con sus testimonios que dichos artefactos no deben volver a utilizarse nunca más

             Conjuntamente con el galardón, Nihon Hidankyo recibió un millón de dólares (900.000 euros), que le permitirá continuar en su noble campaña.

             Los expertos la consideran como una decisión que la honra y es   oportuna por la tensión nuclear de las guerras en Ucrania y Oriente Medio.

Según el último censo, 106.825 hibakushas seguían con vida. Tienen una edad promedio de 85 años.

A ellos, y a su infatigable lucha, está dirigido este premio cuando la amenaza de las armas nucleares no se ha extinguido.

Acerca de los conflictos entre naciones y el empleo de elementos que exterminan a la humanidad, el paleoantropólogo español José María Bermúdez de Castro, nos brinda una frase para reflexionar:

“Somos primates con armas destructivas…"


 

 

 

 

 

 

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