Parte de la avenida Juan Pablo II, al costado de Albrecht, cubierta íntegramente de lodo.
Nunca
como esta vez, parte del territorio peruano fue tan duramente golpeado por la
fuerza de la naturaleza.
Intensas
lluvias provocaron huaicos, desborde de quebradas y ríos que inundaron y
destruyeron carreteras, viviendas y puentes.
Amplia
difusión dieron en su oportunidad sobre esos fatídicos hechos los diferentes
medios. Tratar sobre lo mismo, sería pecar de redundante.
Hoy
nos referimos a ciertos aspectos que pasaron desapercibidos a pesar de guardar
directa relación con la tragedia.
Por
ejemplo. Acertada fue la idea de recibir donaciones para los damnificados en el
patio de palacio de gobierno.
Sin
embargo, sorprendió ver a efectivos del ejército embolsando los aportes, acción
propia de una dama. Mejor era enviarlos para apoyar en las áreas del desastre.
Espectacular
fue el despliegue publicitario del gobierno. Con sus conocidos extensos
mensajes.
Si
fueron una contribución de las empresas por la emergencia, todo bien. Mal, si
nos costó a todos los peruanos. Debió guardarse ese dinero para la
reconstrucción. Porque nos va a faltar.
Aparte
de las verduras y las frutas, lo primero que desapareció en las tiendas,
mercados y malls fue el agua de todas las marcas y tamaños.
Siguió el azúcar. ¡Y eso que pertenecemos a
una zona productora...! y, aunque no lo crean, el papel higiénico.
¡Qué
decir de las mascarillas para cubrirse las fosas nasales y la boca del nocivo
polvo que quedó en las calles...!
Ninguna
farmacia del centro, ni alrededores, las tenía en stock. Pero, cerca había una
o dos personas que las vendían a un sol cuando su precio es veinte céntimos.
Oportuno
resultó el arribo a Trujillo de dos helicópteros de las Fuerzas Armadas de
Colombia con ayuda y equipo de rescate.
Cumplieron
una valiosa acción cubriendo vuelos de auxilio a Virú y lugares aislados de la
sierra. ¿Y las naves del Ejército Peruano...?
No
es la primera vez que ocurre. Pablo Kuczynski anunció que nombraría un
"zar de las reconstrucción". A la semana, se desdijo (?).
A
propósito del mandatario, sobrevoló varios lugares del desastre en helicóptero.
Pero, como no caminó sobre el lodo, regresó a Lima con sus botas negras
impecables.
La
última. La presidencia le ha caído bien al jefe de estado. Por lo menos, en el
tema gastronómico. Ha subido de peso. Miren los videos y las fotos.
Avenida Valderrama, en Las Quintanas, interrumpida en una vía por morros de tierra y polvo.
Defensa
Civil de la región y el municipio deben analizar el ruinoso estado en que
quedaron varias casonas del jirón San Martín cuyas paredes y bases son de barro
y adobe.
Hay
un didáctico video en 3D en las redes de la Empresa Pública del Agua de Ecuador
sobre la megaobra para evitar los daños del fenómeno del Niño.
Fue
construida con el aporte del gobierno chino con la finalidad de controlar las
inundaciones Bulubulu del río Cochancay.
Costó
57 millones de dólares y sirve para irrigar dos mil hectáreas de cultivo. Posee
tres compuertas, reservorio y un puente
de ciento ochenta metros de largo. Un ejemplo del vecino.
En
los días más críticos, varios estantes que contenían productos de primera
necesidad en los malls de la localidad, se vieron vacíos.
Aquella
imagen de la ciudad con calles separadas por costales, morros de tierra y polvo,
difícilmente se borrará de la memoria de los trujillanos...
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