Los dueños de motos y bicicletas deben tener mayor responsabilidad con la sociedad.
Hay
dos clases de vehículos personales cuya irregular circulación agrava el caos del
transporte existente desde hace décadas en Trujillo.
Son
las motos y bicicletas, la mayoría de cuyos conductores circula por donde se
les antoja sin respetar las mínimas reglas de tránsito.
Común
es observarlos cruzar las esquinas obviando la luz de los semáforos y ocasionando,
en ciertos casos, serios percances.
Cuando
otras unidades se detienen por la luz roja del semáforo, ellos irrumpen por
sorpresa poniendo en peligro a quienes atraviesan la calzada por la línea
peatonal.
Lamentables
accidentes se han originado en esas circunstancias debido a su manifiesta imprudencia
e irresponsabilidad.
Es
frecuente verlos también circular sobre las veredas, entre la misma gente, siendo
ese espacio exclusivo de los transeúntes.
Qué
decir de los momentos en que se trasladan contra el tráfico o invaden el paseo
peatonal del jirón Pizarro, pese a la prohibición existente.
Como
lo mencionamos con anterioridad, pese al adelanto en ciertos rubros, nosotros
hemos retrocedido respecto a estas unidades.
En
cuanto a las bicicletas, sus propietarios tenían antes la obligación de
inscribirse en la municipalidad y recibían un juego de placas de
identificación.
Sus
máquinas llevaban timbre, luces delanteras y posteriores cuya energía procedía
de un dínamo movido por la rueda trasera.
Ahora,
a pesar del aumento del parque automotor y el crecimiento demográfico, todas
esas exigencias han desparecido de manera
inexplicable.
Los
motociclistas respetaban las reglas sobre la velocidad máxima de circulación
dentro del radio urbano. Los infractores pagaban elevadas multas.
Igualmente,
era obligatorio que los pilotos usen casco protector en la cabeza y controlen
el sonido del tubo de escape.
Por
seguridad y recomendación expresa, no debían llevar pasajeros en la parte
posterior.
En
la actualidad, ni siquiera se obedecen las normas básicas. Trasladan tres
cuatro y hasta cinco personas si trasladan niños.
Con
el objeto de evitar las acciones delictivas en moto, que ningún gobierno logra combatir, se quiso
limitar su uso a una sola persona.
Sin
embargo, todo quedó en fugaces aspiraciones y los delitos se incrementan ante el
miedo y la angustia de la ciudadanía.
Basta
mencionar los robos al paso, el rodeo de autos para atacar a sus ocupantes y la
utilización en recoger sujetos que cometieron fechorías.
Al
laberinto del tránsito, se añaden las tricimotos. Híbrido de acoplar la
canastilla delantera de un triciclo a la parte posterior de una moto.
Estos
vehículos manejados por compradores de cosas usadas y vendedores de frutas o
verduras, que ensordecen a la población, tampoco tienen placa.
Queda
mucho que ejecutar y recuperar en la circulación de estas unidades menores para
tratar de orientarnos en la ruta del progreso.
Corresponde
a las autoridades asumir su rol pertinente y a los dueños de motocicletas y
biciclos un mayor compromiso con la sociedad.
Mientras
más tarden los correctivos en ese sentido, el desorden vehicular y los
accidentes seguirán siendo nuestra funesta característica.
¿Quién controla y supervisa la motos y
bicicletas en Trujillo...?
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